Tengo de Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, la imágen que traducen los medios, como también la que transmiten empresarios de distintos sectores, que han tenido oportunidad de reunirse con él.
Pero el motivo del post, no es para hablar de lo que he absorbido sobre sus acciones en las distintas áreas que ocupó, sino hacer una modesta referencia a lo que señaló en el marco del Congreso sobre Ruralidad Organizada, que se desarrolló con los auspicios del Grupo Pampa Sur, en el Mercado Central de Buenos Aires.
De acuerdo a lo que señalan una de las tantas páginas de noticias del país, Moreno habló de la importancia de fomentar el valor agregado en origen, como una manera de contrarrestar lo que sigue siendo una nefasta inmigración interna, hacia los grandes centros urbanos.
Y quienes venimos del interior profundo, que sabemos de sus dificultades para el desarrollo, y de la máquina de exprimir que significa Buenos Aires, no podemos dejar de estar de acuerdo con lo señalado por el funcionario del Gobierno Nacional.
No pasa, eso sí, solo por expresarlo en un auditorio repleto. Pasa por poner en práctica políticas de Estado de cumplimiento estricto, y que no terminen como las que ya conocemos. Se promocionaba el interior, con medidas fiscales de todo tipo y dando facilidades para la generación de producción y trabajo, y lo único que se colocaban eran galpones, que por dentro estaban vacíos.
La ruralidad no es una cuestión de poblar. Va más allá de ello. Está vinculada con la economía. Por lo tanto, si se la quiere fomentar hay que elaborar acciones que se perpetuen en el tiempo.
Se debe volver a la promoción agroindustrial, especialmente. No es solo responsabilidad del Gobierno Nacional. Es, también, de los gobiernos provinciales y municipales. Estos últimos tienen que tomar conciencia que no pasa por demarcar territorios para Parques o Zonas Industriales. Es poner la proa en contribuir con proyectos e ideas.
Si a toda la energía que se consume en construir obra pública, se le restara un porcentaje para la radicación de industrias que pongan valor agregado en origen, la historia sería otra.
Alberdi decía que "Gobernar es Poblar". Y la frase es abarcativa para todo el territorio de la Nación, no solo para 80 o 90 kilómetros cuadrados, donde se apilan los habitantes, en su mayoría venidos del interior o países límitrofes, en la búsqueda de un bienestar que no es tal.
Los dirigentes deben entender que tienen que dejar de hacer como el Tero, que canta en un lado y pone los huevos en el otro.
El interior está harto de discursos y de promesas. Lo que necesita es ver cristalizado lo que se dice.
Guillermo Moreno ha hecho de la puesta de valor en origen, su política, en consonancia con lo que también argumentan otros integrantes del gobierno e interpretando el deseo del país grande, en geografía, y pequeño, en población.
Se han escrito páginas y páginas sobre este tema. Se ha invertido tiempo y dinero en reuniones para debatir sobre el mismo. Más allá de las dificultades propias de los zigzagueos argentinos, este gobierno tiene la gran oportunidad de reiniciar un proceso de crecimiento que siempre se ha visto interrumpido. La interrupción no ha sido dada solo por cuestiones macroeconómicas, sino por avivadas de los empresarios entongados con el poder de turno.
Es de esperar que el secretario de Comercio, a quien muchos demonizan, y al que otros le valoran su persistencia en lo que piensa, pueda articular con todos los actores de la vida política, social, económica, cultural del interior, Federalismo en serio.
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