Hay que pedirle a las Asociaciones Internacionales de Psiquiatría y Neurocirugía que establezcan sus sedes en Argentina.
La primera para que explique diariamente el significado de los comportamientos y discursos que se pronuncian en el país. La segunda para que estudie y analice desde este territorio, que avances pueden lograrse en materia de operaciones endovasculares ó a cráneo abierto.
Se ha incorporado con la rapidez de un rayo el término “Decodificar”.
Quizá producto de la batalla del gobierno con los medios, el “Decodificador” se familiarizó con gran parte de la sociedad. Pocos tenían en claro que el “aparatito” es el que sirve para distribuir las señales de televisión por cable ó Direct TV.
Lo que, estoy seguro, no se sabía para nada que para mantenerse ó ser protagonista de la vida pública, hay que saber “Decodificar” los cambios experimentados en el mundo, como una forma de borrar - en el abrir y cerrar de ojos - el pasado.
De acuerdo a esta nueva manera de analizar la realidad, para alcanzar el status de exitoso, transformador y escalador a las altas cúspides, no solo hay que tener un “Decodificador” en los domicilios (en aquellos casos donde se posea televisión por cable ó Direct TV), sino también en los bolsillos. La palabra – a no dudarlo – habrá de imponerse y utilizará de aquí en más para el debate público y la justificación de las acciones de los hombres.
En consecuencia, el Pueblo estará en todo el derecho de exigir que se fabrique un “Decodificador”, que podría tener las características de un marcapasos, y que sea parte de la cotidianeidad. De lo contrario, le costará interpretar el presente y el futuro, pero sobre todas las cosas, la historia.
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