martes, 3 de enero de 2012

Tiene que haber turismo en toda la provincia de Buenos Aires...

Escucho, mientras viajo, algunas emisoras que destacan el informe de la CAME, sobre el éxito que tendrá la primera quincena de enero en materia turística. 
5.000.000 de argentinos habrán de movilizarse durante todos esos días. 
El dato surge de las plazas que han sido reservadas. La mayoría recalará en la Costa Atlántica de la provincia de Buenos Aires. 
Es lógico que ello ocurra, pues es la zona más difundida del país, para esta época del año, y la "artillería" mediática que se desata la convierte en más atractiva, aunque los turistas nacionales estén "apilados" como en una bolsa de papas. 
Los extranjeros, de acuerdo a datos que me proporcionan, eligen otros destinos. No quisiera ser hiriente: "poco tienen de boludos". Vienen al país a conocer otras bondades. De mares, la saben lunga, para que venir a que les "taladren" la cabeza. 
Días pasados un matrimonio inglés, acompañado por sus dos hijos adultos, partía de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con destino a La Pampa, para luego realizar un recorrido por la Patagonia, San Juan, Mendoza, Jujuy. Transmitieron el raid turístico a un fanático porteño y, por supuesto, cerrado defensor de la costa de la provincia. Éste respondió: "la verdad que están locos. Que van a apreciar en La Pampa y más allá". Aunque conocía esos lugares, se sorprendió, y prácticamente descalificó la iniciativa, que de por sí, es inteligente.
Siempre se dice que a nuestro país, le faltan aún muchas cosas. No es la excepción. 
A todos los países, le faltan muchas cosas. Ello no debe inhibir a que se realice una política turística, en el caso específico de nuestra bien amada provincia de Buenos Aires, donde los municipios se involucren directamente, más allá de las realizaciones festivaleras, fines de semana campestres, salidas de pesca los fines de semana, recorridas por el sistema serrano.
Al turismo, según mi modesta opinión, no solo se lo fomenta. También se lo crea. 
El interior de Buenos Aires, tiene de sobra para ello. Para que esto pueda suceder, los estados municipales, deben dejar de estar siempre dependiendo de la "teta" del gobierno provincial y generar atractivos. Así como la familia inglesa, elige La Pampa o San Juan, también puede hacerse lo propio con diferentes regiones, donde solo parecieran crecer maíces, girasoles o soja. 
Por caso, los municipios de la provincia que no tienen espejos lacunares, no han sido capaces - hasta ahora - de aprovechar lo que en su momento fue una tremenda desventaja. Me refiero a los canales derivadores de agua de las zonas inundadas hacia la Cuenca del Salado. Tampoco realizan una tarea en conjunto en la difusión del valor histórico de sus ciudades. Puede mencionarse - como excepción - lo que está ocurriendo con la obra del arquitecto Salamone, la que es visitada por especialistas y se ha ido instalando, también, en quienes pueden considerarse hombres comunes. 
Las viejas estaciones del ferrocarril de troncha angosta que atravesó toda la provincia, como también la producción agropecuaria en diferentes estamentos, son motivo de atracción para quién desee combinar su mirada con el placer de descansar. 
Mientras estos cinco millones de turistas, se agrupará en la Costa Atlántica, buena parte del interior bonaerense queda sin la posibilidad de "manotear" un centavo. 
Es hora de agudizar el ingenio, y que el reparto turístico sea más equitativo. 
No solo hace falta el Gobierno de la provincia. 
Hace falta la decisión de las autoridades comunales y de los ciudadanos.
Y, los ciudadanos, deben covencerse que lo que a ellos aburre, al viajero lo llena de satisfación, y si se aporta inversión, sumándole promoción, habrá turismo todo el año en toda Buenos Aires.

1 comentario:

Patricio Eleisegui dijo...

Es cierto. La clave está en delinear políticas desde lo municipal. Demasiado logró la Provincia con iniciativas como Pueblos Turísticos, que derivó en la reaparición en el mapa de localidades como Uribelarrea, Carlos Keen o Gouin. Sorprende incluso que lugares muy beneficiados por la belleza natural, como es el caso de la Comarca de Sierra de la Ventana, carezcan de estructuras acordes al crecimiento que evidencia el turismo en el último lustro. ¿De quién es la responsabilidad en casos como ese? Sin dudas, de la gestión municipal. Creo que un ejemplo a imitar es el de Tandil que, más allá de su paisaje, desde hace años impulsa un Instituto Mixto integrado por actores estatales y privados con el fin de reposicionar constantemente a la ciudad en el mapa turística nacional y regional. Bajo esa idea, privados y Estado municipal aportan porcentajes de capital que van a un fondo común que luego se destina al mejoramiento de la oferta tandilense. Es una simbiosis interesante. Una de las problemáticas que más se repiten en los partidos bonaerenses es la falta de funcionarios idóneos en esto de hacer de la actividad turística un motor económico. Bondades hay, lo que falta es ingenio y voluntad de trabajo. Un abrazo.