jueves, 17 de marzo de 2011

Las radios de AM del interior en extinción ?...



Si bien como todo periodista del interior, he soñado con "triunfar" en los "grandes" medios de comunicación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fuí, soy y seguiré siendo un fanático promotor del sostenimiento de los del interior.

Nací pegado a una radio a válvula que mi Padre conservó como tesoro y que un técnico de los que nunca faltan, se la llevaron a reparar, y la hizo desaparecer.

Del enorme parlante surgían diariamente las calificadas novelas de Radio Colonia al mediodía, La Vida y el Canto por Rivadavia, Los Pérez García por Radio El Mundo, Juan Elías Sojit y sus apasionantes relatos del automovilismo y en esta misma actividad deportiva, González Rouco. Desde esa radio palpité el triunfo de Racing Club de Avellaneda para obtener el Campeonato Mundial de Clubes, con el famoso golazo del Chango Cárdenas; el paraguazo que sufrió José María Muñoz en Inglaterra; la llegada del hombre a la Luna; las transmisiones espectaculares de La Voz de las Américas por onda corta.

El aparato era tan cuidado como los muebles de la casa. Estaba en un rincón, y desde su parte posterior salía un cable que seguía hasta el techo. El "Viejo" había fabricado una antena hexágonal que permitía lograr fidelidad.

La radio de Amplitud Modulada y la Onda Corta. Una delicia para los oidos. Una compañía inseparable. Y porque no, una auténtica educadora de muchos de los que ya doblamos los 50 pirulos.

La tecnología fue avanzando y aparecieron las emisoras de Frecuencia Modulada, y como si eso fuera poco, Internet y ahora los teléfonos celulares.



Duele darse cuenta, sin dejar de asumir que no se puede detener el progreso, como un alto porcentaje de las emisoras con las que aprendí - como tantos otros - a amar la radiofonía, se están muriendo de a poco, casi en el marco de la desidia de hasta las propias comunidades que las vieron nacer.

Cada vez que leo las mediciones que se realizan en torno al pautado publicitario, siento nostalgia y también una sensación de rabia profunda. La televisión se lleva el mayor paquete, seguido por los medios gráficos. A pesar de ello, la radio goza de un encendido alto, en el contexto de una atomización del espectro radioeléctrico impensado hace pocos años.

Duele mucho más, darse cuenta que un grupo para nada desdeñable de dirigentes políticos, han convertido a algunas señales de televisión que se transmiten por los cables en verdaderos teléfonos públicos, en desmedro de las radios, a las que después buscan desesperadamente, en las primeras horas de la mañana, con el fin de lograr los títulos que levantarán los diarios, ó en la visita a los pueblos donde a fuerza de "rebenque y coraje" todavía las de Amplitud Modulada cumplen con un auténtico servicio público. La mayoría de las emisoras de FM transmiten música. Están accionadas por computadoras. Por ellas, imposible enterarse de los anuncios del gobierno, economía, tiempo y otras yerbas.

En virtud del año electoral, esa "maña" de realizar lo que se denominan PNT (Publicidad No Tradicional) por parte de aspirantes a municipios, provincias ó Nación, da la impresión y perdón por la falta de ortodoxia que a las emisoras del interior se las usa de profilácticos.

Sería incapaz de convocar a una "rebelión" de las AM, pero si siento la necesidad de expresar que las mismas no merecen un trato tan desigüal. Que sucedería si decidieran no acercar sus equipos móviles a la boca de los mismos que pagan fortunas por un minuto de televisión, señalando que son capaces de frenar la inseguridad con el sistema de monitoreo que instalaron en el municipio. Con seguridad sus visitas no tendrían más repercusión que lo local y estarían obligados a recorrer pueblo por pueblo, razón que exigiría a que las campañas electorales comiencen cuatro años antes.

Es por ello que, desde hace tiempo, busco afanosamente dialogar con quienes tienen la responsabilidad en la Autoridad de Aplicación, surgida como resultado de la Ley de Medios, para exponerles, no una postura mendicante, sino la necesidad de suturar las heridas que vienen recibiendo las radios de Amplitud Modulada del interior del país y que parafraseando, si no cambian las cosas, dejarán la sangre de buena parte de la historia comunicacional, derramada.

Podría desgranar una serie de ideas para evitar que ocurra lo expuesto en el párrafo anterior y que son de posible y fácil aplicación, pero apelo al siempre repetido: "a buen entendedor, pocas palabras".

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