domingo, 16 de agosto de 2009

Al que no sabe, cualquiera lo engaña

Siempre he dicho a mis hijos que el día que parta para siempre, no se caigan lágrimas de dolor.
Esa partida puede darse en minutos, horas, días o años.
El mejor homenaje que podrán realizarme, es destacar que no he regalado fácilmente las convicciones, las que trato de mantener inalterables hasta último minuto y que en consecuencia salgan a los gritos defiéndolas, como así también rechacen todo tipo de reconocimiento de quienes aparezcan acongojádos, después de haber hecho lo imposible por romperme el "tuje".
En estos días, donde todo parece jugarse a las "escondidas" entre innumerables "conversos" y "fracasados" desde el esfuerzo personal, me pareció interesante recurrir a poesías, que reflejan circunstancias que se producen cotidianamente.
Hoy vaya para los que tiran las "convicciones a los chanchos", extraída de Eduardo Galeano de su libro "Espejos", cuando se refiere a Simón Rodríguez, bajo el título El Perdedor y que fue maestro de Bolívar, cuando habla de la educación popular:

Mandar recitar de memoria lo que no se entiende es hacer papagayos...
Enseñen a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos...
Al que que no sabe, cualquiera lo engaña...
Al que no tiene, cualquiera lo compra...

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