domingo, 30 de agosto de 2009

Sequía....



Dejaré por hoy la temática de la poesía, con la que me he entusiasmado en los últimos tiempos, y seré autoreferencial


En la tarde del domingo concurrí a visitar a mis "viejos" que descansan en un cementerio ubicado casi al límite con la La Pampa, en esta querida provincia de Buenos Aires...

Mientras transité los 50 kilómetros que median entre la ciudad de Trenque Lauquen a la que viajo prácticamente todos los fines de semana y Pellegrini, lugar donde nací, fui observando las miles y miles de hectáreas que bordean la Ruta Nacional número 5...

Llevaba la máquina de fotografías a cuesta y estoy arrepentido de no haber tenido el coraje de registrar algunas imágenes para volcar en el post...

No puedo negar que la tristeza ahondó el alma...

La fértil Pampa Húmeda Arenosa ofrece un panorama desalentador por la carencia de lluvias, y no hace falta ser especialista en materia agronómica para comprobar que la sequía está ensañada con ella...

El cielo brumoso, porque la arena flota en el aire y lo cubre...

Se escucha decir que el fenómeno habrá de culminar en pocos días más, de acuerdo a los pronósticos, y el bienestar anímico de quienes producen levantará, como así también: "no hay que perder las esperanzas"...

Es bueno que ello ocurra, porque quién pierde las expectativas positivas, le quita sentido a la vida...

Ingresé al espacio, donde solo se podía escuchar el viento fuerte, que había virado en dirección sur...

Me arrimé por algunos minutos al espacio reducido que alberga los cuerpos de mis Padres, levanté la mirada y cuando caminaba hacia el acceso para retomar el camino de regreso, las únicas gotas de agua que brotaban eran las de mis ojos, entremezcladas con la tristeza de no tenerlos y el haber comprobado como la Señora Naturaleza le está asestando un duro golpe al presente, condicionando el futuro...

Como Enrique de Gandía, a quién alguna vez le preguntaron "si era creyente", pensé para mi y lo comparto con los pocos lectores de este blog:

"No lo sé, pero rezo todos los días"...

Viaje a baja velocidad y alguna oración introduje en el espíritu...

Me fui a descansar y la tan mentada "Señal de la Cruz", la practiqué...
Entre la frente, la boca del estómago, los dos hombros, el pulgar y los labios, rogué que LLUEVA...
Nota: la fotografía está extraída de Google

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