lunes, 14 de marzo de 2011

Hacer silencio en Democracia, traiciona principios de convivencia...

No he distinguido por pasarme horas y horas de la vida leyendo filósofos, consultores, políticos de reconocida trayectoria, eximios periodistas, literatos de todo calibre. Por el contrario. Creo que es una deuda enorme que contraje. No estoy a tiempo de abonarla. Tengo 54 años y todavía un sinnúmero de cuestiones personales y públicas que resolver. No me alcanzará el tiempo que resta de permanencia sobre la tierra en posición vertical, para lograr lo que se considera es necesaria instrucción.

De todas maneras, por Ciudadano, pero quizá mucho más por atrevido, elegí distintas maneras para expresar lo que siento, a partir de cuestiones que se producen cotidianamente, en lo propio y en lo externo.

En el post anterior, cuyas lecturas quizá no alcanzaron a satisfacer mis expectativas porque creo tener razón, hice referencia a que “LA MUERTE” no forma parte del discurso de gestión y electoral.

Ha pasado bastante tiempo desde el momento en que senté frente al procesador para la elaboración de esas ideas. En el ínterin sucedieron hechos políticos, sociales, culturales, económicos y deportivos en pueblos, provincias y país.

Leído los diarios, sintonizados los canales de televisión y siempre apegado a la radio (el medio que más me gusta), no pude menos que buscar en la colección de CD, el tango Cambalache, que sigue sin perder un ápice de vigencia en nuestra querida y bendita Nación. Enrique Santos Discépolo, escribió la letra de una canción convertida en himno, para reflejar comportamientos de la sociedad que también integro.

Convencido estoy que uno de los males que inspiraron a este “monstruo” de la Literatura Ciudadana. siguen tan presentes, porque nos cuesta mantener viva la memoria, la que en Democracia debería ser supremo valor. Es legítimo que se haya trabajado, trabaje y siga trabajando en la búsqueda de la verdad, después de lo ocurrido en la dictadura militar. Las heridas aún están abiertas. También debe ser legítimo no olvidar a quienes en el marco de las representaciones que han tenido que asumir, son parte de unos cuantos fracasos que enfrentamos desde 1983.

Queda la impresión que hay empeñados en tomarnos por ignorantes. Mucho más grave: de estúpidos. Esta última calificación no se saca de por vida, por más esfuerzo que se realice.

Si en Democracia, que significa: “el gobierno del Pueblo y para el Pueblo”, se recurre a artilugios de palabras para esconder lo evidente. Se recurre a todo aquello que esté al alcance, para defender lo indefendible. En síntesis: se traiciona el principio básico de compromiso público en la búsqueda de las páginas más elogiosas de la Historia.

A la tierra se le corrió 10 centímetros su centro en los últimos días. A la Historia, imposible se le corra nada, cuando la escriben, por más que difieran, ideológica ó metodológicamente, sus autores.

Ocultar la realidad, es faltarnos el respeto.

Hacer silencio en Democracia y en el marco de lo Nacional y Popular, es traicionar principios de convivencia entre ciudadanos de buena voluntad.




1 comentario:

Unknown dijo...

me gusta que escribas, me gusta que te expreses, me gusta leerte, y pregunto quién tiene la verdad absoluta?, porqué se siguen ocultando "verdades" es difícil no sentirse traicionado cotidianamente.Todos lo hacen, todos se callan...lo importante es sentirse libres y saber que existe una verdad, siempre. QUIÉN LA TIENE??? VAYA UNO A SABER. SALUDOS DESDE AQUÍ. Cristela