Difícil será desterrar el “toma y daca” de la política. Es un mal enquistado desde hace tiempo en la Argentina.
En consecuencia, mucho más complicado constituirá hacer entender a muchos electores del año próximo que no hay medias tintas, ni tampoco especulaciones de ninguna naturaleza, en algunos que pretendemos ser de la partida.
En lo personal, estoy convencido que - aunque suene utópico - se terminó la hora de los “Patroncitos”, para que surjan los “Referentes”. Estos últimos tienen que poseer como prioridad interior y saber trasladar a la ciudadanía de las regiones que quieren representar, ideas concretas, proyectos posibles y por - sobre todas las cosas - sentido de la integración.
No es posible que continúen digitando por “presunta” representatividad ó “poder delegado”, desde despachos ó salas de reuniones en La Plata ó Buenos Aires, las candidaturas a intendente, concejales, legisladores provinciales y nacionales, sin exponer con claridad meridiana que se quiere y se puede cristalizar para beneficio del interior de la provincia de Buenos Aires, que es lo que a quién suscribe más le interesa.
Cuando en las primeras horas del lunes, un grupo de jóvenes con ganas de sumarse, ofrecieron juntar dos mil firmas en el distrito donde tengo residencia, con el fin de mostrar una especie de aval para enfrentar el presente y consecuentemente el futuro, respondí contundentemente que “NO”.
Es mejor que empiecen a trabajar en el análisis de problemáticas comunes para nuestra querida “tierra adentro”, consistente en el debate más sesudo y preciso sobre agua, energía, infraestructura básica en comunidades con enorme potencial para el desarrollo, agroindustria, fomento y aliento de las actividades productivas, orientación educativa y rediseño del mapa electoral, entre otras cosas.
El tiempo pasa y no solo nos vamos poniendo viejos. También con esta forma de conducir de tan solo tres ó cuatro, estamos quemando los tiempos actuales, sin hacer el aporte más relevante para los que vienen detrás nuestro.
Las transformaciones están demoradas. En todos estos años de Democracia, el individualismo superó a lo colectivo. Y no se trata de pretender horizontalizar, porque ello haría imposible gobernar, pero sí dejar de poner el “sulky delante del caballo”, para generar mayor esperanza en las comunidades, las que no solo son aquellas denominadas cabeceras de distrito, sino todas.
Los actuales dirigentes y quienes soñamos serlo, tenemos que trabajar a conciencia en los puntos señalados más arriba. Es hora de quitar los “alambres” y “abrir las tranqueras”, porque un intendente, concejal, diputado ó senador, puede defender los intereses de sus pueblos y hasta su propia ventura personal, pero jamás olvidarse de aquella histórica y siempre repetida frase del General Perón, que bien puede volcarse en cualquier lugar: “a este país, lo salvamos entre todos, o no lo salva nadie”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario