lunes, 22 de agosto de 2011

La única "Hegemonia" en Democracia, es de los que votan...


Mientras observo por una ventana como pastan hermosos caballos de polo y entre ellos corren algunas liebres, pensé en escribir el post, ajeno a la incidencia de los diarios, radios y programas de televisión.



La realidad pudo más. Entonces, recorrí el Twitter, donde sigo los títulos que producen medios nacionales e internacionales, como también colegas periodistas y funcionarios. Paso seguido, hice un seguimiento de una decena de correos electrónicos que llegan diariamente, donde un apasionado del ciberespacio va recolectando editoriales, comentarios y análisis de la coyuntura.


Alguna vez escribí en este blog - al que me aferré fanáticamente en sus inicios - que comencé la actividad profesional cuando tenía 16 años, y si bien tuve que digerir (como tantos otros) los años del silenciamiento y persecución de la dictadura militar, siempre traté de estar alejado del “chupamedismo” y “alcahueterismo” condiciones, ambas, propias de la mediocridad.


Al no estar incluido en esos dos segmentos, en el periodismo ejercido - privada ó institucionalmente - he tenido que sufrir las consecuencias del mal trato de aquellos a los que cuesta entender que las “franelas” son para sacarle lustre a los muebles, pero jamás para aportar puntos de vista sobre los hechos ó acontecimientos que pueden repercutir adversamente en ellos ó en el Pueblo.


Lo mejor que puede pasar a un gobernante - por experiencia lo señalo - es que abunden en su entorno aquellos que tienen espíritu crítico, donde potencien los “pro” y también brinden espacio a los “contra”. El Poder Público, sobre el que tanto se debate, es apasionante, seductor, subyugante, pero con propensión a la ceguera y sordera. Estos males aparecen cuando quienes rodean a los principales protagonistas, se convierten en fanáticos del beneficio que no solo da el hecho de sentirse parte, sino de percibir honorarios muy lejos del ciudadano medio, como también lo que vulgarmente puede decirse “hablarle al oído” ó ver “en calzoncillos al que manda”.


La Libertad plena, no existe. Siempre aparecen condicionantes, por los intereses corporativos en pugna ó por quienes ejercen la conducción del Estado. Y, a ello, hay que asumirlo, sin rencores, resentimientos ó diatribas, sino utilizando los mejores argumentos que brinda el sistema democrático, ejerciéndolo en el más alto nivel posible.


No se conquistan superiores logros, recurriendo a una interminable lista de quienes “aplauden” ó “hablan” para alimentar el ego. Vale más, tener cerca a aquellos con capacidad de análisis intelectual suficiente ó la piel bien curtida para interpretar mensajes que suenan contrarios. Suelen ser más confiables porque, aunque nunca comulguen con lo que se hace, poseen rasgos más sinceros. Los “aplaudidores” y “habladores” de hoy, pueden ser los principales enemigos, ante los primeros yerros ó la carencia del “combustible” que los mueve. Sobran ejemplos en la historia pasada y más reciente.


Por estos días, cuando se van apagando los efectos de las Primarias y comienza a hablarse del 23 de Octubre, donde todo parece estar “cantado”, queda claro que la única hegemonía existente en una Nación, es patrimonio exclusivo de los que votan.


El Pueblo lee y escucha, pero a la hora de los “bifes” como seguramente dicen los "petiseros" en el campo donde pastorean los caballos que estoy viendo, la terminología que se intenta imponer importa un rábano, y lo que valen son los resultados que las políticas gubernamentales producen para poder vivir mejor.








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