Se comieron el amague y denuncian fraude...

Algunos sectores de la oposición concurren a la Justicia Electoral con el fin de denunciar anomalías en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), desarrolladas el pasado 14 de Agosto.



Si éste será el recurso para achicar la abismal diferencia de votos con Cristina Fernández de Kirchner y Daniel Scioli, en el territorio de la provincia de Buenos Aires, equivocación rotunda.


Podrán sustraer algún “puntito” ó bien "decimales", pero será imposible que esto se instale en el PUEBLO como deficiencias en las formas que se concretó la primer experiencia de esta naturaleza, desde 1983, y sea determinante para la Gran Final del 23 de Octubre.


El triunfo de la presidenta de la Nación y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, es inobjetable. Y si ganaron, no es solo porque poseen los “cañones” del poder público, sino porque fueron homogéneos en las propuestas y el discurso. Es precisamente, en estos dos puntos, donde quienes son sus adversarios, muestran fallas evidentes.


Salvo en la conformación de las listas de candidatos que provocaron cierto temblor dentro de la estructura del oficialismo, después no hubo grietas. Lo contrario de la oposición, que hasta elaboró acuerdos, tan disímiles como el aceite y el vinagre.


Colateralmente, la mayoría de las fuerzas que concurrieron a las PASO, se “comieron” (permítase el término) de amplios sectores de clases media y alta, que no es la primera, ni tampoco será la última, que hacen como el tero: “cantan en un lado y ponen los huevos en otro”.


Las denuncias de fraude, teniendo en cuenta el altísimo porcentaje de concurrentes a las urnas, como así también los números alcanzados por quienes se alzaron con la victoria, aparece como un recurso político, ante la escasez de ideas ó acciones para poder descontar - lo que por ahora - parece in descontable.