viernes, 19 de agosto de 2011

Parlamentarismo = Manotazo de Ahogado


Desde la realización de las Primarias, vuelve a hablarse del Parlamentarismo en la Argentina, con el objeto de acotar el presunto “omnímido” y “perpetuo” poder que puede alcanzar el Fpv, si se repite ó incrementa el resultado electoral.





El escepticismo no ha sido, no es, ni será una regla en mi vida, pero en torno a esta idea, pienso que es imposible de materializar. No solo por el acendrado esquema presidencialista argentino, sino también por una deuda de quienes han sido ó son legisladores, mantienen con el Pueblo de la Nación.




Si bien muchos pueden excluirse de la crítica, porque aportan conocimientos, sabiduría y estudio en las diferentes problemáticas que forman parte de la cotidianeidad del país, un buen porcentaje se convierte en gestor de lujo de sus distritos, dejando de lado lo que debería ser un imperativo casi diario: “la toma de contacto con los ciudadanos, escuchando sus inquietudes, informándose en directo de sus problemas, como así también oficiando de pedagogos sobre la importancia del Parlamento en todos los ámbitos de la vida política, económica, social y cultural”.




Por más asesores que los rodeen ó información que puedan suministrar consultoras y representantes de instituciones intermedias de todo orden, así como no “se puede querer lo que no se conoce”, tampoco se “pueden valorizar las angustias, tristezas, alegrías de los representados, si no se establece un vínculo franco con ellos”.




El Parlamentarismo, puesto a la consideración publica por el resultado adverso de una elección, no repercute en el electorado, porque – a no dudarlo – se lo percibe como “manotazos de ahogado”, y no como un precio ciudadano, producto de la importancia del sistema democrático.







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