A fuer de ser sincero nunca mantuve una relación fluída, amistosa y condescendiente con buen porcentaje de hombres de campo, a los que conozco desde muy niño por razones familiares. Mi Padre era mecánico en un pequeño pueblo, casi rural. Mi Abuelo materno fue uno de los beneficiados con la Colonización de La Argentina, en tiempos de Perón. Ello habría sido motivo suficiente para sentirme uno de más de "ellos".
Desde pequeño los sentí elevar sus voces de protesta hacia los gobiernos de turno, salvo en épocas de la dictadura militar. Incluso rara vez golpearon sus palmas a la Democracia, salvo en las gestiones del "riojano", donde era recibido con el tradicional Cadillac presidencial en más de una oportunidad.
No analizaré en este breve post las razones de aquellos primeros meses del 2008 cuando una modificación en el sistema de retenciones rompió la relación con el Gobierno Nacional actual, la que en los últimos tiempos se va recomponiendo lentamente.
Como la mayoría de los argentinos no pongo en duda la importancia que reviste el campo en la economía nacional. El fenómeno de la soja, lo explica con números contundentes. Escuché decir a un economista que el Estado embolsará 15 mil millones de dólares por exportaciones del "petróleo verde". Una cifra para nada desdeñable.
En estas horas, donde asistí dos veces a la Expo Rural del distrito de Trenque Lauquen, y después de haber escuchado como se "revoleaba la media" contra las políticas oficiales, no pude menos que sentir bronca. Nunca resentimiento. No soy de los que iguala para abajo. Siempre trato de hacerlo para arriba. Ante tantos cuestionamientos de algunos dirigentes, especialmente los de CARBAP, en más de una oportunidad conté hasta diez. Dicen que "disparar no es cobardía, sino evitar un desórden". Hice caso al axioma tan popular.
Sería necio quitarle razones a algunos de los argumentos. De ahí a aceptar que se intente hacer creer que todo está mal por las políticas erradas en materia ganadera, a raíz de la reducción en las exportaciones y la pérdida de stock, como así también por decisiones que se reclaman para el maíz (por ejemplo) creo que sería no estar en mi "sano juicio".
El Gobierno ha dado acabadas muestras de recomposición en los últimos tiempos. Ello se traduce en líneas de créditos a tasas ventajosas, de las que no gozan otros sectores de la economía; tratamiento serio y responsable de las emergencias solicitadas por sequía ó excesos de lluvia; fomento de las acciones en materia educativa-agropecuaria; subsidios a los pequeños productores ganaderos; subsidios para fomentar el engorde rápido a través de feed lot; políticas gubernamentales en procura de abrir nuevos mercados (inclusive en conjunto con la "envidiada" Brasil); decisiones importantes para la castigada zona Sudoeste de la provincia de Buenos Aires, no son poca cosa. Salvo los servicios públicos para las grandes ciudades, no hay otros sectores que cuenten con semejante respaldo ó vocación gubernamental para incentivar su sostenimiento y desarrollo.
Quienes, pese a nuestra incursión en la política, también tenemos responsabilidades empresarias sabemos a ciencia cierta que el campo es expulsor de mano de obra en los últimos tiempos por el vuelco significativo a la siembra y cosecha de soja. Ergo: casi no corre riesgos laborales, ni tampoco puede considerarse sojuzgado por el sindicalismo. Un dato que comparto y fue aportado por un productor: "un establecimiento de 10 mil hectáreas, cuenta con solo dos empleados". Otro dato y fácil de comprobar: "los campos de más de 3.000 hectáreas en algunas zonas de la Pampa Húmeda Arenosa, han sido ampliados en cuanto a sus cuadros. Si tenían 8, ahora tienen 4. Han eliminado las alambradas, para sembrar hasta en pocos centímetros. No se observa en demasía el pastoreo de animales de ningún tipo. Lo que se ve son extensiones con Soja ó algún otro comodittie que pueda tener interesados en el mundo. Entonces: mientras ellos reducen sus planillas laborales, los peones y sus familias se radican en los pueblos. El primer timbre que se toca es el del Estado para conseguir un nuevo trabajo. Aumenta, en consecuencia, el empleo estatal.
Volviendo a estos días, y en virtud de haber escuchado más protestas que alegrías, tuve hasta la sensación de gritar que muchos de sus dirigentes, en este caso puntual los de CARBAP, me llegan a hartar. Todo es desolador para ellos. Poco y nada tienen en cuenta a las pequeñas y medianas empresas. Por consiguiente no se les puede pedir un compromiso solidario con aquellos que apenas llegan a fin de mes. Pese a lo expuesto, aclaro que hay excepciones.
El Campo es una industria "sin chimeneas". Ello ocurre porque no se comprueba muy seguido que los medianos y grandes productores arriesguen parte de los resultados económicos de las cosechas en la instalación de fuentes de trabajo que conlleven ponerle valor agregado a lo que producen, para dejar de ser los "profetas" del desaliento cuando hay algunas decisiones políticas que los inquieta. Ergo: son un pilar fundamental, pero no los "únicos salvadores de la Republica".
Hace pocos días atras, antes de la realización de la Expo Rural, un importante número de productores ganaderos que habían liquidado su stock por falta de precios razonables, recibieron un subsidio de 300 mil pesos cada uno a través del conocido Plan Ganadero. Se habrán preguntado los que "revolearon la media", si hombres ó mujeres imposiblitados de contar con hectáreas, pueden acceder a un beneficio tan significativo. Por lo que escuché, se hacen los desentendidos ó bien cuentan con un respaldo social que hasta ahora no registra ninguna encuesta de opinión pública.
Los productores nucleados en asociaciones, cuya finalidad es estar siempre disparando "munción gruesa", deberían estar a la altura de las circunstancias y dar muestras que son capaces de dejar de ser "chimeneas sin humo" para ser "chimeneas con humo". De lo contrario, seguirán recibiendo apoyos de algunos pocos y el enojo permanente de otros.
Foto: inauguración oficial de la Expo Rural de Trenque Lauquen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario