Cuando el sábado 25, totalmente a “poncho”, madrugué con el fin de ir a despuntar el “vicio periodístico” durante cuatro horas, para reemplazar al conductor del espacio que decidió tomarse unos días de descanso, sintonicé una de las emisoras más reconocidas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con el fin de ponerme un poco a “tono” con los titulares de la jornada.
Sabía que iba a ser difícil escuchar algo nuevo a lo del día anterior:
- Scioli en la Rural
- El diálogo político
- El Indec
- “El” Hugo Moyano
- Zelaya y Honduras
- La CGT
- Venegas, De Narváez y Solá en Palermo
- Biolcati
- Y tantas otras “cuestiones” que se repiten como un “latiguillo” diario en los oídos de los argentinos
Dos interrogantes obligados:
- En plena Pampa Húmeda y frente al micrófono de una emisora que tiene un radio de cobertura cercano a los 250 kilómetros de que hablar entonces, con el objeto de diferenciarnos y brindar otra alternativa ?
- Que respuesta de los oyentes, mediante correo de texto ó comunicaciones telefónicas podría lograr, si abordaba idénticas cuestiones ó politizaba la onda abordando temas locales, regionales ó provinciales ?
En el trayecto, y con una temperatura que era bastante difícil de soportar, consciente que soy mucho mejor que Lanata, Castro, Tenembaum, Zloto, González Oro, el imbacamble y chanta de Feinman, Sylvestre, Bonelli, Sietecase, Montenegro y Majul, entre otros (no pido disculpas por el ego, estoy convencido de lo que escribo y digo), recordé que se cumplían 57 años de la desaparición física de María Eva Duarte de Perón, al día siguiente.
Con un CD en mp3, donde hay grabaciones históricas, al único habitante de la emisora (el operador) - a quién luego se sumó una especie de productor (que es un todo terreno en la empresa) - le pedí que pusiera al aire a poco que saludara, dar los datos del tiempo, argumentar cuales eran las razones que me llevaban a estar ahí, una versión instrumental con ritmo de carnavalito, de la Marcha Peronista y que buscara en la computadora la interpretación de la misma por Hugo del Carril.
Sabiendo que en la zona habitan algunos correntinos de origen, también requerí, que buscara algún chamamé.
Los mensajes de texto y llamados empezaron a producirse inmediatamente.
Los correntinos transmitían algarabía y pedían más.
Los peronistas mostraban su satisfacción y quienes no comparten para nada la historia de este gran movimiento nacional, sin entrar en agravios, expresaban su disconformidad.
Sobre las 11 de la mañana, me visitó un periodista local, autor del libro de Pungas y Gayola, que se presentó este año en la Feria del Libro y que ya va por la segunda edición. Me venía a regalar un ejemplar. La oportunidad fue propicia para que habláramos de tango.
Recordó. En el año 1973, Hugo del Carril fue invitado a la inauguración de una galería comercial en la zona céntrica de Trenque Lauquen, donde la gente le pidió que cantara la “Marcha Peronista”. Se negó. Argumentó que solo lo hacía en los actos partidarios.
Luego habló de su realización y explicó las motivaciones que lo llevaron a escribirlo, como así también las razones de su título, lo que dio paso a que se pusieran en el aire dos interpretaciones de Edmundo Rivero, donde queda reflejado que el tango no solo es “compadrito”, sino también “machista”.
Llamó un intendente de la región desde Palermo y nos puso en línea a un “apostador” de la ganadería Argentina, que presenta sus animales Aberdeen Angus. Hablamos del Centro de Genética que puso en marcha en su campo del distrito de Lincoln y después hicimos un repaso de la vida comunicacional en esta región de la provincia de Buenos Aires, donde fue pionero en la televisión por cable, en una pequeña comunidad.
Los minutos finales, se acompasaron con el principio del programa hecho a “poncho”, donde no hubo flashes informativos, columnistas ó analistas de ningún tipo.
Leí unas 20 líneas de la vida de Eva Perón, nacida en Los Toldos, lugar adonde llega la emisora donde me inicié profesionalmente y por la que ahora “pelea” mi familia con uñas y dientes para mantenerla, porque siempre se está más cerca del precipicio que de las cumbres, y puse en el aire dos minutos del “Gran Renunciamiento de 1951”, para rematar con “No Llores por mi Argentina”, en las versiones de Nacha Guevara y Valeria Lynch.
Desde las 11.45 y hasta 20 minutos después del cierre del programa, los mensajes de texto no dejaron de llegar y los llamados teléfonicos tampoco. Solo uno fue para expresar su desagrado. Se trataba de una señora. Con sumo respeto dijo que “estoy engordada de antiperonismo”, aunque felicitó por el programa.
El resto de las comunicaciones tuvieron minutos conmovedores.
Solo elegiré dos para compartir en la blogósfera, cuyo audio no pondré (no se hacerlo), sino que comentaré brevemente:
- “Soy María, de la localidad de Berutti. Apenas puedo hablarle. Tengo 48 años y me inunda la emoción. Mis padres me enseñaron a querer a Evita. Hubiese querido conocerla. Pareciera que está viva, pero pocos están dispuestos a imitarla. Le agradezco el momento que me ha hecho pasar. No abandone esta disposición a recordar”. Cortó.
- “Señor. Vivo en Trenque Lauquen desde hace unos años. Cuando Eva murió, estuve 72 horas haciendo cola para llegar hasta ella. Cuando estaba frente al ataud, me desmayé. Tenía un hijo de año y medio que había dejado al cuidado de una vecina. No me arrepiento de haberlo hecho, aunque siempre acompañó el dolor por no haber podido dar rienda suelta a la angustia y la tristeza que me embargaba por aquel entonces. Estoy feliz de haber escuchado el programa, pero mucho más que eso, de poder contárselo. Cuando quiera visíteme y le mostraré fotografías de aquel hecho. Fue un placer y muchas gracias”.
A 57 años de la desaparición física de Eva Perón, verdaderamente inmortal, el programa me dejó – más allá de la innumerable cantidad de llamados y el hecho de hacer lo que más me gusta – cierto sabor amargo.
Los argentinos y en especial los medios de comunicación hemos perdido la capacidad de sorprender y sorprendernos, de mirar hacia atrás con un sentido más patriótico y nacional, de actuar con auténtica espontaneidad y de romper con la especulación económica y filosófica.
Los argentinos nos estamos acostumbrando a vivir en la coyuntura, en el día a día, en la queja permanente.
Porque no, en la desesperanza.
Nos estamos olvidando que tenemos Historia, y que la misma, por no respetarla como debiéramos, quizá importe poco, muy poco, a las generaciones presentes y que vendrán.
Me aturde la sensación, pasadas varias horas del “madrugazo” y el concurrir a la emisora a “poncho”, que estamos condenando el futuro, y la responsabilidad no es solo de los que nos conducen, sino de la mayoría de los que tienen incidencia en las pequeñas, medianas ó grandes decisiones.
Nos estamos olvidando que tenemos Historia, y que la misma, por no respetarla como debiéramos, quizá importe poco, muy poco, a las generaciones presentes y que vendrán.
Me aturde la sensación, pasadas varias horas del “madrugazo” y el concurrir a la emisora a “poncho”, que estamos condenando el futuro, y la responsabilidad no es solo de los que nos conducen, sino de la mayoría de los que tienen incidencia en las pequeñas, medianas ó grandes decisiones.
1 comentario:
Muy buen post.
Yo soy de Santa Rosa, me gustaría poder escucharlo en la radio.
Por lo que veo su radio es de la zona de Trenque Lauquen, tal vez pueda escucharla en Santa Rosa o sino por Internet.
Podría usted indicarme en que radio y los días y horarios de su programa?.
Muchas Gracias.
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