viernes, 2 de septiembre de 2011

La Confianza es familiar de la Esperanza...



Por sobre la adscripción al Peronismo - como muchos argentinos - vivo los tiempos del país con cuotas de incertidumbre. Siempre asaltan dudas y también he ido acumulando algunas profecías del fracaso. Nací, crié y desarrollé en un clima preponderantemente pesimista sobre el pasado, presente y futuro, salvo en aquellas oportunidades donde escuché a mi Madre. Era todo lo contrario de lo que fui mamando en contacto con la mayoría de la sociedad. Ella ponía el acento en lo que calificaba como la época más venturosa de la historia nacional, transcurrida entre 1945 y 1955. También apuntaba simpatías por el gobierno de Frondizi. Hacía hincapié en las acciones económicas, tendientes a lograr un armonioso desarrollo del país. 

Transcurridos más de quince días de las elecciones Primarias, Obligatorias, Simultáneas y Obligatorias (PASO), y después de haber seguido con especial atención las intervenciones de la señora presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, en dos oportunidades, anhelo desterrar definitivamente las sensaciones apuntadas al principio, y tener más presentes que nunca, las aleccionadoras charlas con mi progenitora.

La primer mandataria, tanto en Lincoln, como en la celebración del Día de la Industria, hizo honor a su reconocida capacidad de oratoria. Colateralmente mostró un giro saludable en los mensajes públicos. En ninguna de esas oportunidades, recurrió a la confrontación ó expresó sentir que tiene enemigos poderosos atentando contra sus mejores intenciones.

Los más suspicaces podrán pensar que el abultado triunfo logrado el 14 de Agosto, mejoró su autoestima. Por consiguiente, resolvió cambiar el discurso.

En mi caso, ingenuo o poco intrincando para los análisis (lineal en la lectura de los acontecimientos políticos), tengo la impresión que los dichos de Cristina Fernández de Kirchner, forman parte de lo que nadie duda: su inteligencia. También, haber sacado a relucir la tantas veces ponderada: intuición femenina. Esta última, una cualidad  de la que carecemos los hombres.

Aspirando el “aire” en distintos sectores de la vida nacional, puede comprobarse que tan aplastador triunfo electoral previo, adelantando un resultado cantado para el 23 de Octubre, genera ciertos temores de propender a imponer políticas, sin demasiados debates previos.

Tengo la impresión que la presidenta de la Nación, fue la primera en captar esa  imperante sensación en quienes no la acompañaron con el voto en las primarias.

La intuición es familiar de la inteligencia.  No necesitó – creo - de asesores de imagen ó consultores reconocidos. Sacó a relucir la gala que le estaban "pidiendo" desde que asumió la máxima responsabilidad gubernamental, en el año 2007.

Ganarse la confianza del Pueblo, es garantía para una buena elección.

Y si de parentescos se trata, la Confianza forma parte de la familia y se la encuentra siempre acompañada por la Esperanza.



No hay comentarios: