domingo, 13 de noviembre de 2011

Hagamos más, para que no se sigan matando...

Desde hace más de un año he destinado la mayor parte del tiempo diario a interiorizarme y seguir de cerca todas aquellas cuestiones relacionadas con las adicciones, en especial generadas por el consumo de jóvenes y no tan jóvenes de drogas peligrosas, especialmente la cocaína. Asistí a toda clase de especialistas en este tema. Desde organizaciones no gubernamentales a públicas, respetados Psiquiátras, psicólogos, centros de atención mental, etc. He leído infinidad de artículos sobre el particular y tratado desde mi modesto entender, interpretar el comportamiento de los adictos, sin dejar de observar detenida y profundamente, las formas en que se mueven los intermediarios en la venta de este veneno para la mente y físico de consumidores.

Es doloroso comprobar que el flagelo se extiende y que, paralelamente, se está llevando a miles de jóvenes a su autodestrucción. El consumo de cocaína, inevitablemente y lo exponen especialistas, tiene dos caminos: 'la muerte o el encierro de por vida en un neuropsiquiátrico'. Produce alteraciones cerebrales de tal envergadura, que el físico no soporta. El corazón con un previo infarto o el cerebro con un Accidente Cerebrovascular (ACV), los que dicen basta.

Vale mostrar los rostros de reconocidas figuras de la vida cultural y deportiva de todo el mundo, dañados para siempre, por no tener en cuenta que la 'aspiracion' de la sustancia, produce solo momentos de genialidad, bienestar y regocijo. Después de ello, viene la sensación del apocalipsis. Las contracturas, falta de concentración, desorden, dolores, constipación intestinal, alteración neurológica y todo aquello que está ligado al sufrimiento.

No intento - en este post - ir en la búsqueda de los que viven maravillosamente en las sombras, engordando sus billeteras, sino apelar a la conciencia de la sociedad para 'combatir' la adicción y sacar a los hombres/mujeres del mañana, de la situación que atraviesan.
A medida que nos demoremos en toda campaña de prevención y en compromiso con la justicia, estaremos caminando como el cangrejo. Todos aquellos que sabemos de la implicancia de la cocaína en nuestros jóvenes si nos distraemos, seguiremos abriendo la brecha para que pasen por la misma, quienes son proclives a enfermarse, seducidos por el momento de 'felicidad efímera' que genera. La lucha debe ser a cara descubierta y enarbolando la bandera de la purificación del espíritu y la armonía física.

No es nada nuevo lo expuesto y tampoco este espacio cibernético es el mejor lugar para transitar en la búsqueda de soluciones. Pese a ello, quizá pueda ayudar a que muchos padres asuman, ya sea a través de una mayor atención a los hijos, como así también propalando por todos los medios a su alcance. que la enfermedad tiene implicancias - inclusive - mas graves que el Cáncer. Esta última te mata, sabiendo a ciencia cierta donde se inicia, como se trata medicamente y como termina. La adicción a las drogas, no solo mata, sino que lleva a los adictos a cuadros psicóticos, ezquizofrenia, promiscuidad y muerte, sin la existencia de tratamientos que aseguren fiabilidad permanente, porque tiene que ver con los intrincados caminos de la mente, donde el enfermo se convierte en el único capaz de ponerle freno al desenfreno, y donde la contención y el afecto de los entornos, es gravitante.

Las campañas publicitarias realizadas para contribuir con la prevención han sido meritorias, pero no alcanzaron.

Hay que replantear las formas de encarar políticas de prevención y cura de las adicciones. Si las cosas salen bien evitaremos tener que seguir lamentando desparición prematura de jóvenes.

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