Al confirmarse la presidencia de la Cámara de Diputados de la Nación para Julián Domínguez, creo es bueno darle crédito al axioma: "Amor con Amor, se paga".
El hasta ahora ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, más allá de lo que señalen quienes siempre encuentran "el pelo en la leche", ha cumplido con una tarea meritoria al frente de esa área.
Asumió cuando el "horno seguía estando para bollos". Quedaban claros indicios de las heridas del conflicto con el sector agropecuario, producto del intento de aplicar la famosa Resolución 125.
Si bien poseía, entre sus antecedentes, cargos ejecutivos, no se comparaban en dimensión y conflictividad. El sector estaba 'enojado y enemistado' con el gobierno.
Podrá argumentarse que la situación general del país, hacía más sencillo el desafío, pero lo que no podrá decirse es que había demasiado margen para sentarse con el 'gauchaje' embravecido.
Si no se sabía montar, había que aprender rápidamente.
Lo que durante años fue sub o secretaría, alcanzaba por la decisión de la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, el status de ministerio. Con esa 'chapa' que daba lugar a pensar en mayor grado de autonomía, porque se dejaba de depender tanto del Palacio de Hacienda, Domínguez fue tejiendo la estrategia. Contó para ello con la ilustre habitante de Balcarce 50, su equipo, y los hombres y mujeres que supo elegir lo acompañaran.
Demasiado vulgar decirlo de esta forma, quizá, pero Domínguez no le hizo 'asco' a nada. Salió a poner la cara, escuchar a todos, promover programas de acción concretos y efectivos, auspició la presencia del campo argentino en el mundo, llamó a reconocidos especialistas en el mundo a elaborar políticas a mediano y largo plazo (Plan Agroalimentario),impulsó el renacimiento de la educación agraria, e hizo se 'abrojara' dentro y fuera del sector, la relevancia del Valor Agregado en origen.
Por supuesto, como siempre ocurre, no pudo dar respuesta a la totalidad de los requerimientos. En Argentina o en la China, la demanda siempre supera a la oferta de todos los sectores, sin excepción. Ante ello hace falta equilibrio.
El panorama internacional, sin dudas, lo ayudó. Los precios de los commoditties contribuyeron para que hoy se vaya, dejando una marca registrada de la tarea. Predecesores a él, también estuvieron ante favorables panoramas, dentro y fuera del país, pero no dilapidaron su prestigio, los que les ha permitido seguir en carrera.
Cuando Domínguez asumió, había entre los cuatro puntos cardinales, Poder surgido desde las bases de las organizaciones que dicen responder a los más caros intereses de hombres de campo. Un sector que no sabia mas que formar 'rancho aparte' se topó con dirigente joven, de fuerte compromiso, pero primordialmente dialoguista.
El ministro saliente y desde ahora, Presidente de la Cámara de Diputados de la Naciòn, privilegió el consenso. Su asunción deparaba esa actitud. Contaba, a no dudarlo, con el mandato de la máxima autoridad de la Nación.
Sin haber pretendido caer en elogios sobreabundantes o rozando lo que siempre algún mal pensado sugiere, estoy seguro que Domínguez cumplió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario