viernes, 2 de diciembre de 2011

Pedido de auxilio o llamado desesperado...





"A todos los jóvenes la bebida nos tiene muy mal. Creo que pocos saben que hacer en estos momentos", dice un comentario que aparece en el post Beber con Moderación.
Lo tomo con rigor, porque tengo la presunción que quienes leen este blog, son serios y bien intencionados.
Hay en esa frase, un pedido de auxilio. Hasta arriesgo, sin ser especialista en el estudio de las graves consecuencias del alcoholismo, un llamado desesperado.
Miles, millones de jóvenes están en idéntica situación. Debemos tener la suficiente capacidad de observación y percepción de los problemas que padecen ante la presencia de flagelos sociales, en algunos casos milenarios y en otros más contemporáneos.
Empedernido lector de páginas web, diarios, revistas, redes sociales; hombre de radio y seguidor fanático de cuanto programa se emita; televidente, hasta por ahí nomás, porque en verdad los programas políticos y sociales, producen todos lo mismo, compruebo que sobre las problemáticas más serias que afectan a las nuevas generaciones, poco y nada se habla. Quizá habrán de extenderse largo y tendido, en tanto y en cuanto quieran enterarse que hospitales públicos o privados, atienden centenares de pibes en estado de coma alcohólico o por efecto de drogas peligrosas, en especial, los fines de semana. También, quizá quieran enterarse, que cada vez hay más consultas a especialistas en salud mental, sobre grados de ezquizofrenia y cuadros psicóticos. 
Es fácil obtener los datos. No son necesarias estadísticas oficiales o privadas. Baste con consultar a las guardias y médicos, para tener amplio panorama sobre lo que sucede. 
Lo escribí y repito sistemáticamente, en cuanta conversación se cuadre: 
"quienes tenemos la posibilidad de acceder a la opinión pública, a través de los medios convencionales y los nuevos, dispuestos a dejar un mundo mejor para nuestros hijos, debemos comprometernos hasta los tuétanos en campañas de prevención y concientización". Sean cuales sean los resultados, nos habremos de morir más tranquilos.  Estos flagelos sociales, tienen enorme gravitación en los comportamientos que se comprueban cotidianamente, y que rompen con normas elementales de conducta. 
Seguiré insistiendo como un "latiguillo" sobre los que se atreven a leerme, en torno a estas cuestiones. 
No quiero esconder la cabeza como el avestruz. 
Estaría atentando contra convicciones profundas e incumpliendo con la condición de Ciudadano. No estaría respondiendo a los múltiples consejos que brindaron, quienes alentaron - sabiendo del espíritu inquieto - la profesión de periodista. 
Creí, creo y seguiré creyendo, más allá de la tarea que desarrollo desde los 16 años, que el periodismo no era solo para preguntar como un "loro" o "pretendidamente" investigar sobre los temas de coyuntura. Cuando esto último ocurre, presumo se quiere evadir lo profundo.
Repito el comentario que habilité en el post:    
"A todos los jóvenes la bebida nos tiene muy mal. Creo que pocos saben que hacer en estos momentos"


Nota para los lectores: a partir de hoy escribiré los post de esta manera, sin los espacios que los han caracterizado.

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