domingo, 11 de diciembre de 2011

La cuestión es simple. No hay porque, darle tanta vuelta...


La politica se construye con gestos y palabras. Simultáneamente, va produciendo hechos. La conjunción da lugar a la aprobación o no, de quienes la practican. 
No se edifica poseyendo solo los resortes del Estado. 
Es relevante la capacidad de elaborar estrategias. 
La política es como la vida misma. Puede tener mucho de espontaneidad, pero es imprescindible se programe. Quienes así no lo entienden, se quedan encerrados en una maraña de especulaciones, las que solo terminan sirviendo a un interés minoritario, que busca instalarse con el solo fin de provocar desaliento. 
El debate y la discusión sobre las formas, como también el resultado imaginado, se da con racionalidad, inteligencia y coherencia, o se pierde definitivamente. 
Pretender subestimar la realidad, es de los que se caracterizan por transitar en la coyuntura. Ésta permite hablar y escribir todos los días. Mas aún, brinda la posibilidad de elucubrar acontecimientos, en muchos casos sobre añeja frase: 'la profecía autocumplida'
Los procesos políticos, salvo los de aquellos que contienen improvisados, deben analizarse desde una perspectiva más profunda. Quedarse solo en hechos puntuales, pasa a ser muestra de incapacidad para enfrentarlos o incorporarse a ellos. 
En estos tiempos no solo lo que sucede en Argentina, sino en prácticamente toda la región es consecuencia de la 'obra y gracia' de la economía internacional, especialmente la China. Es producto de la recurrencia a otros elementos fundamentales del Pueblo. En este ha habido y hay una necesidad que se lo reconozca. Es verdad que los resultados económicos tienen especial gravitación, pero también es preciso apuntar a sus emociones y sed de protagonismo. El Pueblo desea y quiere vivir bajo el amparo de la Ley. También quiere ver a sus dirigentes como pares, reconociéndole sus virtudes para 'manejar las riendas', pero también siendo capaces de mostrar sentimientos frente a los propios dolores y de otros. Es en esto, donde quienes tienen la responsabilidad democrática de conducir los destinos de Uruguay, Brasil, Argentina e inclusive Chile, para mencionar algunos ejemplos, han evidenciado estrategia. 
Es suficiente con observar algunos gestos, para no rebatir lo aquí escrito. 
José "Pepe" Mujica, no ha cambiado un ápice su actitud, incluso estética. 
Dilma parece seguir los pasos de su antecesor, Ignacio "Lula" Da Silva. Muestra su perfil más sensible, y sus movimientos están lejos de parecerse a la envergadura de su país en el concierto de las naciones del mundo. Los brasileros se distinguen por su espíritu nacionalista, pero más por su calidez y simpleza. 
Sebastián Piñera, puede haber perdido popularidad a raíz de los conflictos estudiantiles y otros desaciertos, pero siempre se ha esforzado por dejar evidenciado su 'costado' más humano. Aún se sostiene vivo en el presente, lo sucedido en oportunidad del rescate de los 33 mineros.
Cristina Fernández de Kirchner sacó a relucir el saber y la capacidad de conmoverse frente a la adversidad personal. Lo primero la distinguió siempre. Lo ha fortalecido previo y posteriormente a las elecciones de Octubre. Lo segundo lo sostiene desde aquél fatídico 27 de Octubre del 2011. Lo hizo mucho más evidente en la asunción de su segundo mandato. No solo en el juramento, sino también en mostrar a sus hijos como compañeros inseparables, en el momento más trascendente de una mujer publica. No solo la miran como Presidenta. También como Madre. 
Creo innecesario recurrir a análisis metafísicos o de otro orden. 
La cuestión es simple. No hay porque, darle tanta vuelta. 

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