martes, 19 de mayo de 2009

Mariotto: "Preso" aunque sea "Inocente"...

Porque sorprendieron tanto las declaraciones de Gabriel Mariotto, actual titular del Comité Federal de Radiodifusión, en ámbitos legislativos, cuando no se ha movido un “pelo” por la ilegalidad actual en la radiofonía, especialmente la “conocida” como nacional.

Muchos medios y políticos se subieron a “caballito” del funcionario.

Mariotto es la cara visible de los debates ó foros sobre una nueva Ley de Radiodifusión, con la que discrepo, por considerar que primero deberían hacerse cumplir normas preexistentes, y después lanzar la discusión a “fondo”.

A la par de ello, siempre he considerado que existen “miles de voces” a lo largo y ancho del país. Buen porcentaje de ellas, para “disparar” cualquier “barrabasada”. Y esto se produce porque ha habido resistencias, y no de ahora, a hacer cumplir normas, que nada tienen que ver con la Dictadura Militar.

No miente Mariotto cuando dice que se recurría a los Juzgados Federales para obtener información sobre el momento en que se procedería a incautar equipos.

Le faltó decir que la mayoría de esos mismos juzgados aceptaban sin “chistar” los recursos de amparo que le presentaban los propietarios de “emisoras truchas”.

No comete un acto de “sincericidio”.
Ha sido valiente.
Era un “secreto a voces”.

Son pocos los que se atreven a decirlo de esa manera, a sabiendas de “ganarse” unos cuantos “palos” políticos y mediáticos.

El Estado estuvo ausente en la regulación, específicamente de la radiofonía, durante los años que llevamos de retorno a la vida democrática. Y de esto no se salva ningún gobierno, por más que haya habido intentos (según dijo Mariotto) - durante algún tiempo - de pretender normalizar el espectro.

La ausencia no solo afectó la legalidad en materia de utilización del espacio en el dial y el aire, sino que también provoca una acentuada falta de recaudación por incumplimiento de leyes laborales. Ha sido imposible, hasta ahora, saber en que medida el sistema de previsión social ha sido afectado por los propietarios de radios ilegales.

Los famosos Permisos Provisorios, amparados por la Justicia, han posibilitado que se evada en todos los tributos existentes.

Se factura “hasta” con servilletas.

No se abona la energía eléctrica como empresa constituida. Los proveedores facturan los mismos montos que abona una “familia tipo”.

Se canjea publicidad por pollos, bifes, galletitas, bombachas, corpiños, jeans, camisas, cintos, etcétera.

Consecuentemente: no se cumple con la tributación municipal, provincial y nacional.

Los radiodifusores que están dentro de la Ley, son los que pagan el “pato” por esta situación, que podría desarrollar más ampliamente, pero confío: “a buen entendedor, pocas palabras”.

Se “montaron” con “fiereza” sobre la humanidad del actual Interventor del Comité Federal de Radiodifusión, cuando - semana a semana - en uno de los matutinos de mayor circulación, se lee la enorme publicidad de una radio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que no respeta la potencia, aunque posee un lugar preferencial en el dial.

Más grave: el capital accionario está en manos de un grupo extranjero, cuando la Ley de Bienes Culturales aprobada durante la breve gestión de Eduardo Duhalde, establece con claridad que “el 75 por ciento de la propiedad debe ser nacional, permitiéndose solo el 25, en manos de extranjeros”.

En el caso de la emisora, conocida entre otras cosas por el slogan: “La Radio que escucha el campo argentino”, armó una Cadena y hasta llegó a operar las 24 horas seguidas en simultáneo con una Frecuencia Modulada, lo que está total y absolutamente prohibido.

A esto último como hay que denominarlo ?.

Amparándose en un convenio que se “dice” es de “reciprocidad con los Estados Unidos”, los inversores entraron por la “ventana”, lo que oportunamente les valió una Medida Cautelar que está en las “puertas” de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La principal asociación que nuclea a los radiodifusores, hizo “mutis por el foro” ante la presentación, y muchos de sus allegados prefirieron “prejuzgar” quienes podían estar detrás de la decisión adoptada por un empresa de comunicación del interior, antes que salir a defender a “capa y espada” el sentido Nacional y Popular de la determinación.

Hubo algún dirigente político que se presenta como alternativa viable para el presente y futuro del país que intermedió en nombre del capital europeo, con el fin que la “cautelar” se levantara. Seguramente - a cambio - le brindarían el espacio imprescindible para hacer conocer sus “ideas”. Ante la intransigencia que encontró, adoptó represalias cercanas al “cercenamiento” de la libertad de expresión y a la inequidad en el reparto de la pauta publicitaria de su gobierno.

Pocos se interesaron en esta cuestión que no es de “forma”.

Es de “fondo”, porque hace al respeto de los que se “rompen las neuronas” tratando de evitar el “naufragio” de emisoras que nacieron y se mantienen dentro de la legalidad.

Se le podrá achacar a Mariotto que en lo que va de su gestión al frente del COMFER, no se produjo la “limpieza” que hace falta en el espectro radial, pero nunca carencia de compromiso frente a la responsabilidad que le encomendaron.

Se podrá diferir con él en cuanto a los términos del proyecto de Ley de Radiodifusión, pero ello no debe confundirse con sus dichos a un diario. Ha señalado lo “archisabido” en el “Mundo de la Comunicación Social Argentina” sobre las formas en que se desenvolvió la radiofonía durante los últimos 26 años.

Quién asume la responsabilidad de este post, no ha tenido oportunidad de conocer proyecto alguno dirigido a poner “límites” al “desacato”.

Todos los planes que se “intentaron” implementar para ir camino a la normalización “chocaron” contra barreras desconocidas, y los que más han padecido la situación han sido las emisoras del interior del país, que han “corrido” y “corren” con desventajas en relación a las existentes en la “Capital Federal”.

Un columnista de los domingos se manifiesta extrañado por la “superficialidad” de la campaña electoral.

Es evidente que el Licenciado Gabriel Mariotto, quedó “preso” de la misma, aunque sea “inocente”.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Muy esclarecedor el post. Muchos deberían hacer autocrítica respecto de lo que hicieron y dejaron de hacer en esta materia. O será que quieren que el árbol impida ver el bosque?

Anónimo dijo...

muy bueno el post.

Verboamérica dijo...

Yo escuchaba FM Ciudades... esa y tantas otras no eran radios truchas, sino de la democracia...

El anónimo dijo...

Quien no tuvo el sueño de la Fm Trucha?

luzbelita dijo...

Esto lo escribio mi amigo tato, para compartir


Vergüenza perdida

Les pido un favor, denme una manito. Sucede que yo no sé defender, soy regular para atacar y muy empeñoso en el arte afectivo de cuidar y con diferentes resultados. Pero mi defensa es como la de Independiente.

Este lunes le pegaron a un amigo, lo acorralaron con artes mañosos y lo hicieron muñeco de reproches, críticas y agravios, con fundamentos llenos de prejuicios, con la insidia que aceita hoy a la mayoría de los medios de comunicación, especialmente los medios concentrados.

Y la verdad no sé como hacer para presentar una defensa, solo se me ocurren puñetazos al viento. Porque la desvergüenza es inasible y por lo tanto intangible y entonces no se le puede atinar un ataque. Los empleados de Hadad, por ejemplo, señores de diferentes profesiones, de intelectualidad mediocre, de afectaciones falsas y de moral difusa, se escurren en la viscosidad de su propia indecencia cuando uno pretende tomarlos.

La señora Giudici, diputada nacional, como otra muestra, pobre mujer que transita la irresponsabilidad política con la misma inercia que la expone en el caso “Cromagnon” en calidad de desvaída silueta tanto como la punta de lanza legislativa contra la ley de democratización de la palabra pública, laborando aquí a favor de los monopolios. En ambos casos un personaje de medianía absoluta, si es que vale el contrasentido.

El constitucionalista Gregorio Badeni, sosten legal de ADEPA, núcleo reaccionario con formato de organización de prensa, histórico colaboracionista de los golpes militares y defensor a ultranza de la institucionalidad legal de la dictadura en materia de medios, defensor de Antonio Buzzi y de Edgardo Patti, tanto como del orden legal impuesto por la 22285.

Y el “Grupo” que se expone como pista de despegue de estos obuses, con el candor y la inocencia de las madamas, como si se estuviese hablando de un asunto que no lo involucra como factotum y actor principal de los intereses en juego.

Entre todos se han escandalizado públicamente porque un joven militante, intelectual, académico, realizador cinematográfico, amante del tango y del box, peronista cultural y buena persona, relató en el relax de una entrevista que fue, a los 22 años, gerenciador de una radio “trucha”.

El pecado pasó de venial a mortal por decisión de oportunidad y no hay Dios consultado.

Durante más de veinte años los argentinos hicimos crecer un sistema mediático alterno y en contradicción con las malformaciones que la década de los noventa producía fuera de políticas concentradoras y privatizadoras. La palabra pública, igual que los ferrocarriles, las aerolíneas, el gas, la minería y los teléfonos, se enajenaba de su raíz original. Muchos, por aprovechamiento tecnológico, le pusimos el pecho a esa corriente, y construimos un espacio alternativo al hoyo simbólico que se tragaba todo. Lo hicimos con riesgo y con amor, como todas las cosas que tienen bondad de origen. Mientras dábamos esa batalla, los gendarmes del silencio nos denunciaban y perseguían blandiendo nada más y nada menos que la ley de la dictadura, un agravio adicional en medio de la democracia sangradamente recuperada.

Éramos radios truchas.

Ahora, veinte años después, la misma descarada reacción, el mismo oprobioso estigma, pretende pringar la voluntad política de los hombres que empujan la creación de un marco legal de la democracia para la comunicación audiovisual, una ley construida y consensuada, en recabo de la experiencia internacional con vistas a reinstaurar la cuestión de la comunicación en el seno de la cultura.

Es demasiada infamia a la que no se puede devolverle solo silencio,
Una mano entonces les pido, yo que no sé defender, para darle amparo a una vocación legítima y a una necesidad fundante para el orden institucional de la Argentina.
No dejemos sin censura social y sin respuesta a semejante mendacidad.

Ley de medios ya. Tratamiento parlamentario ya. Hablemos para recuperar la voz.