Acuerdos: atados con “hilos de coser”.
Alianzas: sin conjunción ó comunidad de intereses superiores que aseguren continuidad.
Temor a decir verdades: para que nadie se sienta ofendido.
Carencia: de propuestas concretas.
“Escupir para arriba”: como se dice en el lenguaje del café.
Soberbia: una forma de zafar y no escuchar.
Algunas de las tantas cuestiones que flotan diariamente en el aire y el Pueblo percibe.
Las responsabilidades las debemos asumir por partes iguales. No es atrevido afirmar que quedan pocas excepciones a estas reglas que deberían desterrarse.
Por lo de “Chiquero”, recordé una historia que comentó mi Madre muchas veces.
Está relacionada con la dignidad. El supremo valor que el hombre debe conservar. En muchas acciones que desarrollamos en la vida política da la impresión que pretendemos ignorarla.
En el último suspiro, por más zigzagueante que uno sea, la dignidad aparece.
La mayoría de las veces se expresa con silencios.
En algunas oportunidades, evidenciada con miradas y pocas palabras.
El Cuento: "La dignidad de Tío Pancho"
Tío Pancho había vivido en una quinta en las afueras de Pellegrini, localidad que prácticamente se cae del mapa de la provincia de Buenos Aires, en la frontera geográfica con La Pampa.
Siempre estuvo solo.
Lo acompañaron algunos perros y caballos.
Su casa estaba limpia.
Su casa estaba limpia.
Los pisos eran de tierra.
A Pancho no se le conoció mujer, novia.
A Pancho no se le conoció mujer, novia.
Tampoco nadie reclamó su paternidad.
Tenía muchos sobrinos, a los que dicho sea de paso, trataba bastante mal.
Sus “brutalidades” eran el comentario obligado en reuniones familiares multitudinarias.
Siempre llevaba consigo un rebenque. De vez en cuando lo revoleaba para dárselo en el traste a alguno de los más traviesos que intentaban jugarle bromas.
Tío Pancho vivió de la tierra y entre la tierra.
Ahí estaba su invisible dignidad.
Más allá de la forma de vida que eligió, decoroso.
Para muchos de quienes lo conocieron, lo contrario.
Tenía muchos sobrinos, a los que dicho sea de paso, trataba bastante mal.
Sus “brutalidades” eran el comentario obligado en reuniones familiares multitudinarias.
Siempre llevaba consigo un rebenque. De vez en cuando lo revoleaba para dárselo en el traste a alguno de los más traviesos que intentaban jugarle bromas.
Tío Pancho vivió de la tierra y entre la tierra.
Ahí estaba su invisible dignidad.
Más allá de la forma de vida que eligió, decoroso.
Para muchos de quienes lo conocieron, lo contrario.
Rompía con los moldes culturales y sociales de la comunidad.
Un día enfermó.
Los sobrinos decidieron internarlo y turnarse para acompañarlo en el Hospital pellegrinense.
Su destino estaba irremediablemente cantado. Se moriría en ese lugar.
Pasaron algunas semanas. La mejoría nunca apareció.
Tío Pancho que tenía en los costados de su cama a dos de los sobrinos por parte de su hermano, abrió los ojos.
Un día enfermó.
Los sobrinos decidieron internarlo y turnarse para acompañarlo en el Hospital pellegrinense.
Su destino estaba irremediablemente cantado. Se moriría en ese lugar.
Pasaron algunas semanas. La mejoría nunca apareció.
Tío Pancho que tenía en los costados de su cama a dos de los sobrinos por parte de su hermano, abrió los ojos.
Pareció elevar la mirada más allá del techo.
Recostó su cabeza hacia la derecha y dos veces pronunció la palabra (casi gritó):
“Tierra…Tierra”. Intentaba mover los brazos en clara señal que lo taparan.
Sus familiares resolvieron sepultarlo en una profunda cavidad hecha en el cementerio local.
El cuento-verdad de mi Madre terminó.
Sus familiares resolvieron sepultarlo en una profunda cavidad hecha en el cementerio local.
El cuento-verdad de mi Madre terminó.
Algunas interpretaciones sobre el significado de la palabra Dignidad
Dignidad: es un sustantivo común abstracto. Se trata de un término derivado, construido a partir del adjetivo. La palabra importante “Digno” se aplica a acciones, actitudes, respuestas y, más en general, a conductas específicas (lingüísticas o extra-lingüísticas) en situaciones peculiares.
Dignidad: integridad, honradez, honra, decoro, decencia.
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