Dos fechas ya no permanecen en el olvido, y ahora se repiten en sucesivos sueños... 10 de Septiembre de 2002...
5 de Febrero de 2006...
En la primera, él decidió partir sin avisar.
Reposó en una cama y lentamente emprendió el camino.
La noticia llegó algunas horas después, cuando todo parecía en calma y sin posibilidades de sobresalto.
Solo atinó a sorprenderse, avisar a su amigo y realizar un viaje que pareció interminable.
Algunos sollozos y varias preguntas elevadas en voz alta.
En la segunda, hubo más tiempo para la reflexión.
Se ahogaba y casi suplicaba salvarse.
Fue la primera vez que la vio con miedo.
La llevaron un tanto lejos e intentaron curarla.
Resultó imposible.
Partió despierta. Volvió con su cuerpo muerto y una sonrisa dibujada en los labios.
La miró muy poco y hasta llegó a enojarse.
Uno, su Padre...
La otra, su Madre...
En los fines de semana largos, los extraña...
La angustia oprime el pecho...
Las lágrimas recorren sus mejillas y no evita que lo vean...
Volvió a visitarlos...
Se aferró a lo que siempre pareció un triste lugar para el descanso...
Arrodillado y sin nadie alrededor, habló en voz alta.
Recordó otros tiempos y volvió a pedirles Perdón por no haberlos perdonado...
Acomodó flores y besó el mármol.
Lo sintió tan fláccido como la piel de aquellos 82 y 78 años.
Acarició las placas que recuerdan sus nombres.
Escuchó el murmullo de personas que caminaban cerca.
Creyó sentir otras voces.
Poniéndose de pie con los brazos entrecruzados, caminó.
Lo hizo pensando y con el rostro mojado hasta cerca de sus labios.
Subió a su auto...
Se convenció que había visitado el Cielo y partió...
Seguirá volviendo todas las veces que haga falta.
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