domingo, 19 de abril de 2009

Peña y D´Elía: una "buena" contribución a la Educación del Soberano


En Argentina se realizan foros para considerar una nueva Ley de Radiodifusión.
Tienen lugar en distintas capitales de provincia.
Asisten el titular del COMFER, Gabriel Mariotto, sus colaboradores. Lo acompañan gobernadores, funcionarios, legisladores y estudiantes.
Es interesante que el tema se haya lanzado al debate.
Le he preguntado a Mariotto, de aprobarse la nueva reglamentación, cuales serán los mecanismos para controlar su eficiente aplicación, porque hoy no existen. Desgraciadamente, creo, no existirán.
La Ley de Radiodifusión, modificada en muchos de sus artículos durante todos los años de Democracia, data de la dictadura militar. No entraré en demasiados detalles.
Ya llegará el momento de ofrecer una opinión contundente sobre el particular.
Es un paso relevante, que se haya lanzado a la discusión.
De todas maneras, poca esperanza brinda la posibilidad de una nueva Ley, si no se controla lo que está sucediendo ahora, en el espectro Radioeléctrico y Televisivo. Existen normas que pueden hacerse cumplir. No fueron elaboradas por la dictadura ó los grandes grupos mediáticos. Están vinculadas al Sentido Común.
He visto parte de la reiteración del programa al que asistieron Luis D´Elía y Fernando Peña, conducido por el siempre original, Jorge Lanata.
Tuve la sensación de haber trabajado en los medios, desde los 16 años, al divino “botón”.
Profunda decepción.
La cantidad de palabras proferidas hasta el extremo de la obscenidad, superaron – si existiera – cualquier Manual de Mala Educación.
Si la nueva Ley de Radiodifusión, llegara a buen puerto en la Legislatura Nacional, sería interesante saber quién se encargará de controlar que “más voces, más opiniones, más libertad, más organizaciones en el mercado comunicacional, más cultura, más sentido nacional”, se encargará de controlar los exabruptos.
El programa de Lanata comienza a emitirse antes de la culminación de lo que se conoce como “Horario de Protección al Menor”, y termina una hora después.
Es sabido, y vale el agregado, que en distintos puntos del territorio nacional, en el caso específico de radios de Frecuencia Modulada, las mismas son utilizadas como una “cloaca” verbal por parte de conductores y entrevistados. Nadie levanta su voz para sancionarlos, aunque sea, moralmente.
Me enseñaron, y no fueron los milicos, que el micrófono ó las cámaras tienen las posibilidades de utilizarlas de dos maneras:
a) Como un arma para educar, debatir, discutir, analizar, informar, darle posibilidades a todos, sin excepción, en el marco del respeto.
b) Como un arma para disparar todo tipo de improperios para que el Pueblo entienda, poco y nada, de lo que significa seriedad y consideración para con los demás.
El último punto estuvo en su más alta exposición en el programa de Lanata del viernes, repetido el domingo. Sentí la obligación de compartir lo que produjo con los centenares de lectores del blog.
Mariotto, aunque pueda cuestionarse el nuevo ordenamiento, es un profesional y funcionario con buenas intenciones.
Su experiencia, a pesar de ser un hombre joven, es vasta en el ámbito educativo y cultural.
Los mejores asesores del área que conduce, propietarios de empresas, periodistas, educadores, intendentes, legisladores, abogados, jueces y ciudadanos deseosos de un País en Serio, deberían tomar nota de lo que está sucediendo en la comunicación social de la Argentina en estos tiempos, y poner en “caja” a todos los que creen que las radios y canales de televisión son el camino para expresar resentimientos, broncas, complejos y otras yerbas desagradables.
No hay letra que exija a los medios ser “motorizadores o aportantes al sistema educacional”, pero existen reglas básicas que tienen que ver con la obediencia y conductas.
Se están transgrediendo como nunca.
Se está atentando, a ritmo cada vez más acelerado, contra uno de los pilares fundamentales de la Democracia: “Educar al Soberano”.
Agradecí - no se a quién - tener deseos de dormir y la existencia del control remoto.

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