Durante la recorrida casi diaria de una decena de páginas de Internet, relacionadas con la información, empresas, partidos políticos y entidades gubernamentales, es fácil comprobar - sin necesidad de recurrir a ninguna estadística – que la frase con la que he iniciado este post, es una realidad.
En estos últimos tiempos donde tantos temas están sobre la mesa de debate, faltan actores fundamentales de la vida pública, a los que no se convoca ó bien ni siquiera se sabe que existen. No es preciso ser académico ó profesional, para encontrar en los cuatro puntos cardinales del país, mujeres y hombres cuya sabiduría conquistada en la vida, por más corta que sea, ofrecen variantes realmente extraordinarias, que parten – esencialmente – de poseer un sentido común e inteligencia superadora.
En poco más de 35 años de actividad periodística y cerca de 20 vinculado con la actividad pública, he tenido la oportunidad de escuchar, dialogar, entrevistar y leer propuestas que nada tienen que envidiarle a las de poco más de un centenar de las consideradas personalidades del país, que se los “ve hasta en la sopa”. Siempre me gusta utilizar estas frases consideradas propias del interior ó criollas, que no existen en el vocabulario de los considerados eruditos, pero que guardan la sustancia propia de quienes teniendo concepciones y valores ideológicos inquebrantables, son prácticos en cada uno de los actos que proponen al Pueblo, y consecuentemente se caracterizan por su ejecutividad.
Cuando se habla de Federalismo en la Argentina, no solo pasa por una cuestión de distribución de los fondos de la Coparticipación de Impuestos. Pasa también por la necesidad de tener muy en cuenta, el aspecto cultural. Si bien se podrá señalar que los últimos presidentes surgieron de “tierra adentro”: La Rioja, Córdoba y Santa Cruz, con eso no alcanza, porque la maquinaría aquí expuesta, de pretender hacer resaltar solo lo que dicen aquellos que sustentan ideas “fantásticas”, los convierte en “carne picada” ó los absorbe - de tal forma - que hasta están obligados a olvidar sus verdaderos orígenes.
Los “pocos” que definen, practican además un juego perverso. Una vez alcanzado el lugar que ambicionan y siendo “Estrellas en el firmamento público”, aunque hayan nacido y criado en el interior, hacen ingentes esfuerzos para tratar de “alambrar el camino”. Ello imposibilita emerjan quienes, sin títulos profesionales, diplomas ó libros a cuestas, pueden llegar a eclipsarlos. Porque si esto ocurriera - a no dudarlo - se podrían acabar ciertos “curros”, dados especialmente en el cobro de conferencias, la posibilidad de asesoramiento en organismos internacionales, el reparto de pasajes a universidades del extranjero entre “varios” y no siempre entre los “mismos”, el trabajo para empresas de todo tipo y cuanta otra actividad necesitada de ponencias posibles de llevar a los hechos, pueda descubrirlos y reducirles el fácil conquistado, “pan de cada día”.
Este post guarda relación con algunos ya escritos, inclusive el del día de ayer, porque en verdad produce hartazgo darse cuenta que muchos protagonistas de repetidos fracasos, siguen “bajando línea” como si hubiesen descubierto la “pólvora”, y todavía hay incrédulos que concurren a escucharlos, empresas que los auspician y muchos que hasta abonan la entrada.
No hace falta irse muy lejos del domicilio de Dios: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para darse cuenta que estamos despreciando un capital humano que – cuantitativa y cualitativamente – no tiene nada que envidiar a los “pocos” que definen por “muchos”.
La gráfica está extraída de un blog de Venezuela, volcado en Google.
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