Me desvela la idea de no quedarnos en la nostalgia que produce el Peronismo en la vida Argentina, y adecuarlo a los tiempos actuales. Recuperar en la práctica lo que bien ha señalado Antonio Cafiero, en oportunidad del acto cumplido el 17 de Octubre. Un partido político universal, superador incluso de lo sucedido en otros países del mundo, donde pese a la fortaleza de sus líderes, no se alcanzó, ni alcanzará, un fenómeno similar.
La responsabilidad de la dirigencia actual del movimiento político más relevante que ha producido América Latina en sus últimos 60 años, debería concentrarse en lo apuntado por quién ha tenido una trayectoria incomparable, aunque – y es lógico - puedan achacársele errores.
El Peronismo, por encima de las figuras centrales de su inclusión en la vida nacional, debería ser transmitido como "Cultura de Vida", que exceda sus reiteradas tradiciones, para acompasarse a los tiempos que vivimos y los que vendrán. La lucha por la Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política, se han protagonizado. Si bien estos principios se mantienen y mantendrán, el mundo ha tenido cambios vertiginosos que no pueden ignorarse, por lo que es imprescindible actualizarse y obrar en consecuencia.
Las deudas en los tres puntos apuntados, no son pocas. Es posible abonarlas, pero siendo conscientes, quienes tienen la máxima responsabilidad de conducirlo, que deben hacer el esfuerzo que significa coincidir en aspectos fundamentales que permitan un relanzamiento de aquellas ideas innovadoras del 45 al 55. Por aquel entonces, se colocó a la Argentina entre las potencias del mundo, y brillaron con luz propia verdaderos artífices del desarrollo, que traía por añadidura la auténtica inclusión y la distribución equitativa de la riqueza.
No han sido pocas las veces que admirado he observado lo hecho en las épocas de esplendor del Peronismo. Aún no había nacido, por lo que recurrí a oír analistas minuciosos de la vida nacional, como así también a quienes, a partir del debate de las ideas, supieron representarlo con enorme valentía, pues no fueron pocos los que se negaron y lo siguen haciendo, a reconocer su trascendencia.
La salud, educación, agroindustria, producción automotriz, aérea, naviera, solo para mencionar algunas cuestiones, tuvieron un salto cuanti y cualitativo que no ha vuelto a repetirse, salvo entre el 2003 y principios del 2007, que como resultado de la devaluación y de la demanda internacional de alimentos, acompañado esto último por adelantos sobresalientes logrados por el sector privado, especialmente en lo referido a la siembra directa, posibilitaron que se evidenciaran adelantos tecnológicos envidiables en Latinoamérica y también en otros continentes. La “revolución” se dio – especialmente – en la producción de Soja y su demanda por mercados no tradicionales hasta ese momento. Puntualmente: China.
Argentina no solo está en condiciones, si el Peronismo (menciono a su dirigencia) se convence, de ser el Supermercado del Mundo. Está para más. No hace falta mirar como un espejo a imitar, a la República Federativa del Brasil. Deberemos darnos cuenta de lo que no se ha hecho, porque nos quedamos en marchas y contramarchas, especialmente radicadas en discusiones estériles y hasta inverosímiles, sobre el modelo de país que queremos.
En la insana costumbre de vivir pasándonos facturas ideológicas y practicando un macartismo deleznable, nos encerramos en un círculo vicioso, que nos afecta a los actores actuales (entiéndase a todo el Pueblo) y a los que por imperio biológico vendrán a reemplazarnos.
El Peronismo no solo nació como reivindicación de los sectores más postergados y necesitados. El Peronismo fue y debe estar por encima de ello. La búsqueda de producir dignidad y destierro de la pobreza, evocado como discurso, es patrimonio de todas fuerza política con sentido nacional y popular. Por lo tanto dejó de ser patrimonio exclusivo de lo gestado por Perón y Eva a partir de 1945. En consecuencia es una tarea que debe profundizarse, sin andar ufanándose de lo que pueda lograrse. Es un imperativo hacer de las políticas de desarrollo en todos los ámbitos - como forma de reconquistar nuestras mejoras internas y posicionamiento en el mundo - una auténtica bandera.
A pocas horas de celebrarse el Día de la Militancia, como recordación del regreso de Juan Domingo Perón a la Patria, sería alentador para quienes siguen confiando en la capacidad transformadora del movimiento, sumirse en un profundo examen de conciencia sobre el valor de los Ferrocarriles, las viviendas de los famosos Barrios Obrero, el tractor Pampa, la moto Puma, el auto Justicialista, los aviones construidos en la Fábrica Militar de Córdoba, la creación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, la puesta en marcha de la Universidad Tecnológica Nacional, la búsqueda incesante de energías alternativas, el aliento al deporte como política inclusiva, la cultura como patrimonio de todos y no solo de unos pocos y el Pueblo movilizado en pos del interés colectivo. Solo mencionados aquí ciertos logros alcanzados. Desgraciadamente se olvidan ó no se fortalecen.
Y por sobre todas las cosas, que la actividad militante no solo sea interpretada ó ejecutada con ciudadanos en las calles, sino trabajando en los marcos académicos, sociales, económicos y políticos.
El Peronismo debe hacerlo y el Pueblo sabrá agradecerlo, rediseñar sus ideas y generar otras, para un País que nació con el objeto de figurar entre los grandes, y que por momentos pareciera queremos condenarlo a quedarse en el pelotón de los chicos.
La responsabilidad de la dirigencia actual del movimiento político más relevante que ha producido América Latina en sus últimos 60 años, debería concentrarse en lo apuntado por quién ha tenido una trayectoria incomparable, aunque – y es lógico - puedan achacársele errores.
El Peronismo, por encima de las figuras centrales de su inclusión en la vida nacional, debería ser transmitido como "Cultura de Vida", que exceda sus reiteradas tradiciones, para acompasarse a los tiempos que vivimos y los que vendrán. La lucha por la Justicia Social, Independencia Económica y Soberanía Política, se han protagonizado. Si bien estos principios se mantienen y mantendrán, el mundo ha tenido cambios vertiginosos que no pueden ignorarse, por lo que es imprescindible actualizarse y obrar en consecuencia.
Las deudas en los tres puntos apuntados, no son pocas. Es posible abonarlas, pero siendo conscientes, quienes tienen la máxima responsabilidad de conducirlo, que deben hacer el esfuerzo que significa coincidir en aspectos fundamentales que permitan un relanzamiento de aquellas ideas innovadoras del 45 al 55. Por aquel entonces, se colocó a la Argentina entre las potencias del mundo, y brillaron con luz propia verdaderos artífices del desarrollo, que traía por añadidura la auténtica inclusión y la distribución equitativa de la riqueza.
No han sido pocas las veces que admirado he observado lo hecho en las épocas de esplendor del Peronismo. Aún no había nacido, por lo que recurrí a oír analistas minuciosos de la vida nacional, como así también a quienes, a partir del debate de las ideas, supieron representarlo con enorme valentía, pues no fueron pocos los que se negaron y lo siguen haciendo, a reconocer su trascendencia.
La salud, educación, agroindustria, producción automotriz, aérea, naviera, solo para mencionar algunas cuestiones, tuvieron un salto cuanti y cualitativo que no ha vuelto a repetirse, salvo entre el 2003 y principios del 2007, que como resultado de la devaluación y de la demanda internacional de alimentos, acompañado esto último por adelantos sobresalientes logrados por el sector privado, especialmente en lo referido a la siembra directa, posibilitaron que se evidenciaran adelantos tecnológicos envidiables en Latinoamérica y también en otros continentes. La “revolución” se dio – especialmente – en la producción de Soja y su demanda por mercados no tradicionales hasta ese momento. Puntualmente: China.
Argentina no solo está en condiciones, si el Peronismo (menciono a su dirigencia) se convence, de ser el Supermercado del Mundo. Está para más. No hace falta mirar como un espejo a imitar, a la República Federativa del Brasil. Deberemos darnos cuenta de lo que no se ha hecho, porque nos quedamos en marchas y contramarchas, especialmente radicadas en discusiones estériles y hasta inverosímiles, sobre el modelo de país que queremos.
En la insana costumbre de vivir pasándonos facturas ideológicas y practicando un macartismo deleznable, nos encerramos en un círculo vicioso, que nos afecta a los actores actuales (entiéndase a todo el Pueblo) y a los que por imperio biológico vendrán a reemplazarnos.
El Peronismo no solo nació como reivindicación de los sectores más postergados y necesitados. El Peronismo fue y debe estar por encima de ello. La búsqueda de producir dignidad y destierro de la pobreza, evocado como discurso, es patrimonio de todas fuerza política con sentido nacional y popular. Por lo tanto dejó de ser patrimonio exclusivo de lo gestado por Perón y Eva a partir de 1945. En consecuencia es una tarea que debe profundizarse, sin andar ufanándose de lo que pueda lograrse. Es un imperativo hacer de las políticas de desarrollo en todos los ámbitos - como forma de reconquistar nuestras mejoras internas y posicionamiento en el mundo - una auténtica bandera.
A pocas horas de celebrarse el Día de la Militancia, como recordación del regreso de Juan Domingo Perón a la Patria, sería alentador para quienes siguen confiando en la capacidad transformadora del movimiento, sumirse en un profundo examen de conciencia sobre el valor de los Ferrocarriles, las viviendas de los famosos Barrios Obrero, el tractor Pampa, la moto Puma, el auto Justicialista, los aviones construidos en la Fábrica Militar de Córdoba, la creación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, la puesta en marcha de la Universidad Tecnológica Nacional, la búsqueda incesante de energías alternativas, el aliento al deporte como política inclusiva, la cultura como patrimonio de todos y no solo de unos pocos y el Pueblo movilizado en pos del interés colectivo. Solo mencionados aquí ciertos logros alcanzados. Desgraciadamente se olvidan ó no se fortalecen.
Y por sobre todas las cosas, que la actividad militante no solo sea interpretada ó ejecutada con ciudadanos en las calles, sino trabajando en los marcos académicos, sociales, económicos y políticos.
El Peronismo debe hacerlo y el Pueblo sabrá agradecerlo, rediseñar sus ideas y generar otras, para un País que nació con el objeto de figurar entre los grandes, y que por momentos pareciera queremos condenarlo a quedarse en el pelotón de los chicos.
1 comentario:
los peronistas gobernaron 29 asños desde el 45, o sea que son responsables en un45% de la decadencia de la argentina desde esa epoca hasta hoy
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