El periodismo argentino - me incluyo - es el principal “Socio” de lo “Viejo” en la política, con el agravante que ahora se han sumado consultoras y politólogos, transformados, estos últimos, en un especie de Biblia escrita, radial y televisiva.
La reaparición en el territorio mediático - por consiguiente su incorporación al conciente colectivo de la sociedad nacional - de dirigentes a los que muchos le cantaron el “ya fue”, no solo es achacable a quienes conducen el destino del país, desde los poderes Ejecutivo y Legislativo. Hay una gran responsabilidad de quienes ejercemos esta profesión que, aunque cueste expresarlo se va alejando de la nobleza, para transformarse en herramienta espuria de lo que dice combatir, Participa en las grandes decisiones, resucitando ó eligiendo a los que deben ser. Por ende, genera e instala tendencias en el Pueblo.
Si se hiciera un repaso diario, semanal, quincenal ó mensual de quienes son los protagonistas de la vida Argentina, y se lo informáramos sin ningún tipo de eufemismos a quienes miran televisión, leen ó escuchan las radios, mostraríamos que desde la recuperación de la Democracia, los actores siguen siendo siempre los mismos, salvo aquellos que - por imperio de las circunstancias propias del ser humano - han pasado a la inmortalidad, y serán recordados en los libros de historia, por lo bueno y lo malo que protagonizaron cuando tuvieron responsabilidades surgidas del voto popular.
Lo “Viejo” no es una cuestión biológica en política. Tampoco lo es, en quienes no la practican.
Lo “Viejo” en política - aunque haya resistencias a aceptarlo - está emparentado con las mañas, las tranzas, las roscas, arreglos observados como dudosos, y el respeto a rajatablas de, vaya a saber, que códigos.
Es más serio (porque no grave), donde participa activamente un buen porcentaje de hombres y mujeres vinculados con la prensa, cuando se potencia a unos cuantos que aprendieron lecciones noc santas desde muy jóvenes, y por lo tanto generan interrogantes pecaminosos en torno a las garantías que pueden ofrecer para producir los cambios declamados.
Es poco común comprobar - porque que no aporta al raiting ó las ventas - ver, oír o leer expresiones inteligentes ó realizaciones concretas, de centenares y centenares de responsables de la vida nacional en pequeñas, medianas ó grandes ciudades del país, cuya estatura intelectual, formación moral y capacidad de decisión, está por encima de los “mismos de siempre”.
Es un argumento para no verse eclipsados, el que sostienen ciertos dirigentes que tienen la “manija”, cuando apuntan pública ó reservadamente: “no disponen de la capacidad de armado y tampoco cuentan con recursos para hacer frente a las grandes batallas”. Lo que no poseen es la posibilidad, porque no los tienen en cuenta, de presentarse ante los medios y/o periodistas que los conducen, para exponer líneas arguméntales sobre su visión del país donde vivimos, y hacia donde piensan, podríamos ó se debería ir. Tampoco acceden a los “incalculables” fondos a los que llegan “los de siempre”, aportados por la actividad privada ó los resortes del Estado.
No cualquier dirigente de los “ignorados” puede darse el lujo de pegarse una vuelta de tan solo 24 horas en la Universidad de Harvard, para rendir un examen que después sea volcado en los medios ante un ex ministro de Ignacio “Lula” Da Silva. Si lo hicieran – no es para nada improbable - que antes de partir y a su regreso, deban rendir cuentas sobre con que fondos se costearon el viaje, hasta en el último rincón del pueblo ó ciudad que habitan. Ellos saben, mejor que nadie, lo que significa el control social y las exigencias mayúsculas de la gente.
Cabe, a los periodistas una gran responsabilidad. No la podemos eludir.
Si exponemos repetidamente que “somos la voz de los que no tienen voz”, podemos acompañar los procesos que necesariamente hacen falta en Argentina, dando espacio y lugar a quienes en realidad pueden ser lo Nuevo. Ellos - para tranquilidad de unos cuantos periodistas y consultores - no sepultarán a lo “Viejo”, porque hasta estarán obligados a quedar atados a su “Experiencia”, pero pueden llegar a brindar a la sociedad un soplo de aire puro, confianza y recuperación de la esperanza que se ha ido perdiendo.
La reaparición en el territorio mediático - por consiguiente su incorporación al conciente colectivo de la sociedad nacional - de dirigentes a los que muchos le cantaron el “ya fue”, no solo es achacable a quienes conducen el destino del país, desde los poderes Ejecutivo y Legislativo. Hay una gran responsabilidad de quienes ejercemos esta profesión que, aunque cueste expresarlo se va alejando de la nobleza, para transformarse en herramienta espuria de lo que dice combatir, Participa en las grandes decisiones, resucitando ó eligiendo a los que deben ser. Por ende, genera e instala tendencias en el Pueblo.
Si se hiciera un repaso diario, semanal, quincenal ó mensual de quienes son los protagonistas de la vida Argentina, y se lo informáramos sin ningún tipo de eufemismos a quienes miran televisión, leen ó escuchan las radios, mostraríamos que desde la recuperación de la Democracia, los actores siguen siendo siempre los mismos, salvo aquellos que - por imperio de las circunstancias propias del ser humano - han pasado a la inmortalidad, y serán recordados en los libros de historia, por lo bueno y lo malo que protagonizaron cuando tuvieron responsabilidades surgidas del voto popular.
Lo “Viejo” no es una cuestión biológica en política. Tampoco lo es, en quienes no la practican.
Lo “Viejo” en política - aunque haya resistencias a aceptarlo - está emparentado con las mañas, las tranzas, las roscas, arreglos observados como dudosos, y el respeto a rajatablas de, vaya a saber, que códigos.
Es más serio (porque no grave), donde participa activamente un buen porcentaje de hombres y mujeres vinculados con la prensa, cuando se potencia a unos cuantos que aprendieron lecciones noc santas desde muy jóvenes, y por lo tanto generan interrogantes pecaminosos en torno a las garantías que pueden ofrecer para producir los cambios declamados.
Es poco común comprobar - porque que no aporta al raiting ó las ventas - ver, oír o leer expresiones inteligentes ó realizaciones concretas, de centenares y centenares de responsables de la vida nacional en pequeñas, medianas ó grandes ciudades del país, cuya estatura intelectual, formación moral y capacidad de decisión, está por encima de los “mismos de siempre”.
Es un argumento para no verse eclipsados, el que sostienen ciertos dirigentes que tienen la “manija”, cuando apuntan pública ó reservadamente: “no disponen de la capacidad de armado y tampoco cuentan con recursos para hacer frente a las grandes batallas”. Lo que no poseen es la posibilidad, porque no los tienen en cuenta, de presentarse ante los medios y/o periodistas que los conducen, para exponer líneas arguméntales sobre su visión del país donde vivimos, y hacia donde piensan, podríamos ó se debería ir. Tampoco acceden a los “incalculables” fondos a los que llegan “los de siempre”, aportados por la actividad privada ó los resortes del Estado.
No cualquier dirigente de los “ignorados” puede darse el lujo de pegarse una vuelta de tan solo 24 horas en la Universidad de Harvard, para rendir un examen que después sea volcado en los medios ante un ex ministro de Ignacio “Lula” Da Silva. Si lo hicieran – no es para nada improbable - que antes de partir y a su regreso, deban rendir cuentas sobre con que fondos se costearon el viaje, hasta en el último rincón del pueblo ó ciudad que habitan. Ellos saben, mejor que nadie, lo que significa el control social y las exigencias mayúsculas de la gente.
Cabe, a los periodistas una gran responsabilidad. No la podemos eludir.
Si exponemos repetidamente que “somos la voz de los que no tienen voz”, podemos acompañar los procesos que necesariamente hacen falta en Argentina, dando espacio y lugar a quienes en realidad pueden ser lo Nuevo. Ellos - para tranquilidad de unos cuantos periodistas y consultores - no sepultarán a lo “Viejo”, porque hasta estarán obligados a quedar atados a su “Experiencia”, pero pueden llegar a brindar a la sociedad un soplo de aire puro, confianza y recuperación de la esperanza que se ha ido perdiendo.
1 comentario:
Ya lo dijo Jauretche: No existe la Liberta de prensa, lo que existe, es la libertad de empresa..."
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