El 2009 es un año electoral y los ánimos están crispados. Por lo que pasa adentro. Por lo que llega desde afuera.
Los opositores al gobierno se lanzaron con mucha antelación a la búsqueda de un triunfo en Octubre.
Los dirigentes se han convertido en “analistas” de la realidad, más que en propulsores de ideas y generadores de esperanzas. Es como si se hubiesen olvidado que en cada uno de aquellos a los que lanzan su mensaje, hay mente, corazón y alma.
Se mira al Pueblo como un mero receptor de estadísticas económicas ó bien una especie de “esponja” para recibir denuncias y desaliento.
A cada propuesta: una confrontación.
A las ideas: la elevación en voz alta de un macartismo de “cuarta”, que contrasta severamente con los deseos y los sueños de la sociedad, ya sea individual ó colectivamente.
Está en el aire y la gente lo palpita: El lenguaje utilizado es “anti”.
Analizo, modestamente, que no es esa la forma de construir políticas de Estado, desde ninguno de los sectores en pugna, máxime en el contexto que se desenvuelven hoy, la mayoría de las naciones del mundo.
Hay varias maneras de asumir el presente y apostar al futuro.
La más conveniente: donde los ciudadanos perciban que la vocación que inspira a quienes están en cargos públicos ó aspiran a estarlo, es la de generar posibilidades de materializar las ilusiones, desde lo posible. Y que se tenga en cuenta, sobre todas las cosas, al hombre en su conjunto.
La crisis financiera internacional ha dejado al desnudo lo más crudo del capitalismo. En modesta conclusión: “El individualismo elevado a su máxima expresión, a cualquier precio”.
Prevaleció el valor del “Tener” por el del “Ser”.
Si bien el “desastre del mercado” se desató intensamente en los últimos meses, impresiona que haya quienes no quieran asumirlo en su auténtica dimensión. Parece ignorarse que los habitantes, sin pretender que les entreguen la “bandeja servida”, buscan silenciosa, pero desesperadamente, que le muestren luces encendidas en el camino de sus “Esperanzas”.
Quién lee los titulares de diarios, se sienta a mirar los noticieros ó programas de televisión donde se vierten opiniones, ó escucha las emisoras de radio, está interesado en que le brinden alternativas viables.
Sabe tanto como los que exponen, sean políticos ó periodistas, de las dificultades de todos los días.
Tiene dudas con respecto a su trabajo, al estudio de sus hijos ó la cristalización de las expectativas que amasó durante años.
No necesita que se lo descifren con palabras que suenen inteligentes, ó estén subidas de tono.
La tiene más clara que ninguno.
Y si se hace un repaso por toda la información y dichos con la que se la “ametralla”, compartirá con el autor de este post, que poco y nada se escucha de cual es la mejor salida para responder a la insatisfacción instalada.
Minutos antes de disponerme a escribir, un respetado pensador de la realidad, transmitía frente a la mirada atenta y los oídos bien abiertos, que si en algo acertó Obama en la campaña electoral fue “convertirse en la confianza e instalar la idea del resurgimiento, sin entrar en la diatriba, confrontaciones estériles y exposiciones mediáticas desmedidas”.
El actual presidente norteamericano – decía el respetado interlocutor - sabedor de las dificultades con las que iba a encontrarse apeló a la “recuperación de los sueños, humanizando su discurso en un pueblo acostumbrado al más perverso materialismo”.
Si en Argentina, los dirigentes y partidos políticos entienden esto, es posible que se cemente y solidifique el futuro del Estado. Y este último no es un Gobierno. El Estado, somos todos.
De lo contrario, el Pueblo seguirá con la mente, corazón y alma puesta en otro lado, consciente del "Anti" y descreyendo del discurso con el que buscan seducirlo.
1 comentario:
Muy bueno!!!
Mirá esto: La Política del deseo
Saludos.
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